Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero - Relatos Eróticos

Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero

... porque hoy me siento simpático, a pesar de la artimaña que intentaste antes.”

En mi estado actual, todo lo que percibía y que me venía a través de mis sentidos me parecía aguzado. Me sentía completamente paralizada mientras le miraba a estos ojos. Era como si estuviese mirándole la cara a un diablo seductor, y me sentía invadida por una sensación de tragedia. Me sentía como un salmonete que había entrado en una red de pesca.

“…y si no te parece bien,” continuó Jax, “para asegurarnos de que no te vayas a quejar cuando te quite la mordaza, vamos a crear unas incentivas para que no lo hagas.” Empezó a bajar con el dedo que estaba acariciando mi cara, arrastrándolo por mi pecho y pellizcándome fuerte un pezón antes de bajar hacía mi vientre. “Qué te parece una sesión de fotos, nena? Unas fotos bien íntimas que les llegarán fácil a tu familia y a tus amigos si no te portas bien.”

Su mano ya había llegado por encima de mis bragas y me dio otro pellizco, esta vez en el bollito que se encontraba justo debajo de la finita tela. Supe que sus dedos habían sentido el piercing que llevaba en los genitales cuando se detuvo y volvió a pellizcar justo donde estaba. Apartó la tela para confirmar lo que sospechaba y sentía que me moría de vergüenza. Al mismo tiempo, un escalofrío me recorrió el cuerpo, y sentí una reacción innata dentro de mi ser y una pulsación allí abajo donde estaban los dedos de Jax todavía. ¡Mi cuerpo me estaba traicionando! Sus palabras y su manera de tocarme estaban despertando en mí un placer perturbador. ¿Qué cojones estaba pasando? Me sentí muy sucia y me cruzó por la mente un pensamiento que en otra situación me habría hecho hasta gracia:si me mojo por lo menos no dolerá. Consideré mis opciones. Estaba atada como un animal, en un piso que no conocía, nadie sabía que me había ido esta noche aquí, ellos eran dos, yo una, y tampoco tenía muchas capacidades ahora mismo...

Miré para el techo donde veía el reflejo de la escena en los espejos. Me sentía como si estuviese fuera de mi cuerpo. Jax se había quitado la camiseta y se le notaba los músculos de la espalda. Era obviamente era mucho más fuerte que yo pero quizás podía defenderme contra Joan. Tenía el cuerpo como un espárrago. Un pequeño espárrago. Si me soltaran por lo menos los nudos de las piernas quizás tendría la posibilidad... Aun así me parecía una situación imposible. Me sentía completamente indefensa. Asentí levemente con la cabeza.

“No nos vas a dar guerra entonces?” Me susurró Jax en la oreja.

De repente se separó de mí y me miró donde me estaba tocando a través de las bragas. Me separó las piernas un poco para revelar una pequeña mancha húmeda que se estaba formando. Me dedicó una sonrisa enorme. “Vaya vaya, parece que te gusta la idea de ser nuestra puta esta noche. Mira, Joan.” Joan se acercó y con la cámara que tenía en las manos sacó una foto, centrándose en la mancha. En este momento, pensé que no podía pasar más vergüenza. (Estaba tremendamente ...