1. Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero


    Fecha: 30/09/2019, Categorías: No Consentido Autor: lazorritadetusakais, Fuente: TodoRelatos

    ... preciosa,” me susurró. “Pórtate bien y te lo pasarás muy bien con nosotros. Joan, no te quedes allí parado, un poco de ayuda con sus piernas.”
    
    Entré en pánico y me agité en vano, dándole patadas en las piernas con los pies. Mis gritos estaban amortiguados por su mano rugosa que raspaba mi cara y mis labios. No estaba acostumbrada a que invadiesen mi espacio personal así, y encima de manera tan agresiva.Si lograse darle en las rodillas el cabrón me soltaría, pensé. Intenté clavarle las uñas pero teniéndolas tan cortas no tuvieron mucho efecto. Una bombilla se encendió en mi cabeza:Ah, los dientes, claro,pensé, antes de morder con toda la fuerza que tenía en la mandíbula los dedos gordos que me bloqueaban la boca.
    
    “Ah!” Jax soltó un grito y su agarre aflojó por completo. “¡Me ha mordido la maldita zorra!”
    
    Me zafé de sus brazos y salí corriendo hacía la puerta. Antes de que la pudiera alcanzar, Jax me cogió el hombro fuerte para girarme y me dio una bofetada tremenda en la cara que me tumbó instantáneamente. Me sentí caerme al suelo como si lo estuviese haciendo a cámara lenta. Vi la cara de Jax que estaba roja enfadada encima de mí. No muy lejos estaba Joan, con una sonrisita estúpida. Me vi reflejada en los espejos que me rodeaban, un cuerpo caído entre flora y fauna.
    
    “No te escapes, zorra. Te pierdes lo mejor.” La voz de Jax me llegó de manera fragmentada y lo miré sin entender antes de que mis alrededores se esfuminaran en negro.
    
    Parte III: Despierta y, ¡acción!
    
    No sé cuánto tiempo tardé exactamente en despertarme, pero había pasado suficiente tiempo para que me hubiesen cambiado de lugar. Abrí los ojos, fijándome en mi nuevo ambiente, con esta sensación rara de confusión que a veces acompaña los primeros segundos después de despertar por la mañana.
    
    Ya no estaba desmayada en el salón, me encontraba en una habitación con la misma decoración que había tenido el otro cuarto y la entrada. Un espejo enorme colgado en el techo reflejaba mi nuevo estado. Miré para arriba: en el espejo, veía el reflejo – mi reflejo – de una niña con los ojos asustados, tumbada encima de una cama grande. Se encontraba vestida solamente de un tanguita negra. Era el mismo que me había puesto antes de salir de casa. Me parecía como si fuese hace días. ¿¡Cómo me podría estar sucediendo esto!? Me fije más en el reflejo: parecía que mis anfitriones habían sido tan amables de quitarme ya la mayoría de mi ropa. Una mordaza de tela hecha de mis propias medias hacía que fuera imposible de gritar. Solamente podía soltar unos gruñidos. Tenía la mitad de la cara rojiza donde había impactado la mano de Jax. El contorno de los dedos destacaba claramente, contrastando con mi piel blanca.
    
    Lo más alarmante de la situación era la manera en la que me habían inmovilizado. Estaba atada con una cuerda que serpenteaba por mi cuerpo de manera intrincada e ineludible. Las manos estaban firmemente sujetadas detrás de mi espalda, y la cuerda subía de su nudo que unía las dos ...
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