Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero - Relatos Eróticos

Las aventuras de Luna: Sucesos en un barrio obrero

... de antes, sin compasión. Entre la megapolla de Jax y el sexo anal sorpresa por Joan, sentía como si me fueran a partir en dos. Fueron varios minutos de sentirme como una muñeca de trapo indefensa entre lo que podría haber sido dos perros salvajes. Joan me pellizcaba y me manoseaba por todos lados mientras que Jax incrementaba su ritmo, empujándose cada vez más dentro. Pensaba que me iba a desmayar. En los espejos a mi alrededor veía una escena completamente obscena: un tetris de carne en movimiento, roces y contrastes de piel.

Hasta que algo cambió.

El dolor se fue reemplazando poco a poco por una sensación de placer. Los miembros viriles me acariciaban por dentro con cada bombeo, llegando a un ritmo sincopado y armonioso. Mi cuerpo estaba empezando a temblar de manera incontrolable y sentía cada vez más presión allí abajo, como si mi cuerpo quisiese empujar algo. Me di cuenta de que me encantaba sentirme poseída por dos hombres al mismo tiempo. No pude contenerme más. Me corrí encima de la polla de Jax, expulsándole de dentro mía por la presión de los fluidos que echaba mi coño. Jax sonrió grande bajo el charco de mi squirt antes de volver a meterme la polla dentro. Con una mano, me agarró el cuello, apretando firmemente.

Estaba completamente exhausta de la intensa doble follada. Pero todavía no habían acabado. Ya no podía pensar con claridad. Estaba envuelta en sabores y olores, en carne y calor. Había perdido por completo la sensación del tiempo. Me penetraron con fuerza durante un rato. Joan se vino primero, poniéndome el culo perdido de su semen. Retiró su polla, arrastrándola por mis nalgas. Volvió a colocar el plug en su sitio para que no se pudiese escapar su corrida. Ahora entraba con facilidad ya que Joan me había dilatado.

Jax se vino poco después, descargando dentro de mi coño su segunda corrida de la noche. No soltó tantos chorros como la primera vez. Se veía que estaban agotándose sus reservas. Terminado, me quitó de encima de él. Estaba agotado, tirada sobre la cama en un charco de fluídos. Vi que Joan se estaba vistiendo y estaba de pie en la habitación. Fue en ese momento que vi que había colocado la cámara en un rinconcito estratégico del cuarto para grabar los sucesos. Comprobó la grabación, dando una inclinación de aprobación con la cabeza. A mi lado, Jax también se estaba vistiendo. Me tiró mi ropa a la cara. Había estado en una silla en el cuarto, que no había visto.

“Vístete Luna,” me dijo. “Joan y yo tenemos un par de cosas que hacer esta noche, así que te tienes que marchar.” Le miré, inmóvil, con cara de estupor. “Venga!” Me repitió, haciendo una palmada.

“Bueno espera un momento,” dijo Joan.

Me cogió del brazo y me arrastró para el cuarto de baño donde abrió la puerta de la ducha y me empujó dentro y al suelo. Aturdida y confusa, pensaba que me iba a limpiar un poco. Sin embargo, sentí unos chorros de líquido caliente empezar a lloverme encime. Joan me estaba meando encima! Apuntaba la picha hacia ...