1. Pau y las prácticas en la Masía. Capítulo 14


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Gays Autor: Futb2022, Fuente: TodoRelatos

    ... sorprendió ver a Pedri, con la mano debajo de su camiseta. Estaba jugando con uno de esos pezones, que no me había dejado ver. Agarré como mi mano derecha, el rabo en la zona de la base, la otra la puse justo encima. Nunca lo había hecho, pero empecé a pajearle a dos manos, el glande aparecía en la mano izquierda. Lo pajeaba a toda la velocidad. La cara de Pedri, era de autentico placer: los ojos medio cerrados, el labio mordido por una de su paletas, su juego con el pezón, los abdominales contraídos..se iba a correr. Mis manos a toda velocidad.
    
    -buff..- los ojos del canario se abrieron y miraba su propio miembro - me corro…me corr..
    
    No le dió tiempo a terminar la palabra. Las últimas semanas había disfrutado bastante porno gay, e incluso vi correrse a Marquez, varias veces a Eric y a mis propios amigos, pero os digo que nunca como lo que salió de ese rabo.
    
    El primer chorro, no se si fue muy abundante, pero lo que me llamo la atención fue con la potencia que salió. Hacia arriba, a bastante altura, lo suficiente para no saber, ni donde aterrizo. Mis manos seguían a toda velocidad.
    
    Mis manos soltaron aquel rabo, que aún mantenía la dureza. El glande muy rojo, las pelotas prietas por el escroto. Pedri, estaba extasiado. Sus brazos descansaban sobre el sofá, las piernas relajadas y la cara totalmente relajada. Me fijé que parte de la primera corrida, había acabado sobre su abdomen. Si, me quedé con ganas de más, pero quizás no procedía.
    
    Me sentía extraño. Llegué al baño, me limpié las manos. Metí la mano dentro de mi boxer, y me coloqué el rabo duro, para disimular la erección.
    
    Cuando volví al salón, Pedrí seguía en la misma posición. Su rabo, aún hinchado, descansaba sobre su pubis. El prepucio cubría ya parte del glande. Los restos de lefa seguían sobre sus abdominales.
    
    No me dijo nada. Yo recogía los aceites y la toalla que había traído. De pié, en medio del sofá, me preparaba para marcharme.
    
    Cuando agarré el pomo de la puerta de entrada, no tenía ni idea de cuanto tiempo había estado. Giré la cabeza, para mirar a aquel chaval de 19 años que acababa de correrse. Gire el pomo. 
«12...4567»