Pau y las prácticas en la Masía. Capítulo 14 - Relatos Eróticos

Pau y las prácticas en la Masía. Capítulo 14

... ser de otra forma, las palabras, del que ya consideraba mi pareja, me tranquilizaron. Me dijo que era una práctica muy habitual para conseguir el máximo bienestar del futbolista. Mi jefe, había estado muchas veces en casa de Eric, haciendo la misma labor que iba a realizar yo.

Cuando toque´el timbre, de ese portal moderno, ya había cambiado completamente el chip y estaba enfocado en realizar la tarea lo mejor posible. Te abro. Aquel acento canario era inconfundible. Al igual que Eric, Pedri vivía en el ático del edificio. Esos 8 pisos que subieron el ascensor, se me hicieron eternos.

Debía estar esperando al otro lado de la puerta, porque fue tocar el timbre, y se abrió.

Parecía que los gustos de los futbolistas, eran muy parecidos en cuanto a las casas. Aquel salón, aquella terraza, la decoración, me recordaba mucho a la vivienda de Eric. En una pantalla enorme, pude ver que, en modo de pausa, estaba el Fifa 2023.

Saqué un par de toallas grandes y las extendí sobre ese cheslón blanco. No era el mejor sitio para dar un masaje, pero no tenía la experiencia, y digamos los galones, para contradecir a Pedri. Mientras cubría el sofá, Pedri seguía enfocado en la Play.

Pedri, conocía perfectamente la rutina del masaje, tiró el mando al sofá, con un movimiento rápido se quitó los pantalones cortos, quedándose en unos slips oscuros. No me fijé en el color, yo en ese momento sacaba el linimento de la bolsa.

Cuando me incorporé, Pedri ya estaba tumbado en el sofá. No me dijo nada más, volvió a coger el mando y siguió jugando. Se oían los comentarios del partido mientras yo aproveché para mirar al que iba a ser mi paciente en la próxima hora.

Las piernas estaban estiradas, morenas y sin ningún pelo. Quise ser discreto y no cometer ningún error, pero no pude evitar mirar al paquete del canario. Lo que más me llamó la atención fue, como aquel slip marcaba perfectamente unos testículos grandes. Se había estirado la camiseta, y no me permitió observar más.

No era la mejor posición para dar un masaje, pero no tenía otra opción. Me senté en el borde del sofá, con cuidado de no tapar la visión de Pedri hacia la tele, y comencé a extender el aceite sobre sus piernas. Para llegar a los muslos, me tuve que echar un poco hacia adelante. Sus piernas brillaban de la loción, ya podía comenzar.

Mis manos comenzaron a trabajar los gemelos. Estaban ciertamente cargados y con bastante paciencia, empecé a relajarlos. Era raro trabajar así. Pedri no retiraba su mirada de la tele, aproveché a mirarle. Me parecía más atractivo que en anteriores días. Su cara, era de concentración y estaba completamente despatarrado en el sofá.

Estuve bastante tiempo soltando los gemelos. Justo cuando iba a comenzar con los muslos, le sonó el teléfono. Paré mi masaje por educación. Pedri le dió al pause de la consola y cogió la llamada. Debía ser una videollamada porque en seguida pude oir a su interlocutor.

Me quedé en el sofá esperando. Cogí el movil para hacer ...