1. Los 7 pecados capitales: 5. Ira


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... miraba el techo. Mi hermano se había ido a duchar. Lo miré de reojo, pero ninguno de los dos hablamos. Enseguida me paré y salí de la habitación.
    
    Sentía mi hoyito adormecido y por dentro aún tenía la sensación de una puntada. No es que me doliera el culo, pero caminaba y sentía la verga de mi cuñado dentro de mí. Era una sensación extraña, como que el culo no terminaba nunca de cerrar, pero me gustaba. Me senté en el patio y allí estuve hasta que me llamaron a cenar.
    
    Supongo que esa noche fue el momento exacto en que quedaron las cosas claras. Luego de la cena mi cuñado salió al patio a fumar y yo lo seguí y mi hermano nos siguió a nosotros. Allí sentados los tres. Mi hermano y mi cuñado fumando y yo haciendo nada. Ninguno habló al principio. Hasta que mi hermano nos preguntó:
    
    —¿Y qué hicieron toda la tarde?
    
    —Ver tele —dijo mi cuñado.
    
    Yo no dije nada, pero mi hermano me miró y yo no pude sostener su mirada.
    
    —¿Estás bien, Vancito? —me dijo.
    
    —Sí —contesté, lacónico.
    
    —Ambos se miraron. Nuevamente silencio.
    
    En el patio de mi casa había un asiento tipo columpio con toldo donde cabían hasta 3 personas y que tenía mucho uso en el verano; mi hermano se había sentado allí, mientras que mi cuñado y yo ocupábamos unos cómodos sillones de mimbre con cojines.
    
    Gino me llamó:
    
    —Vancito, siéntese aquí a mi lado —me dijo.
    
    Tanto al pararme como al sentarme, mi hermano debe haber notado que lo hice con cierta incomodidad.
    
    —¿Te pasa algo? —me dijo.
    
    —No —dije yo, mirando a mi cuñado.
    
    Mi hermano me pasó el brazo por los hombros y me acercó a su cuerpo.
    
    —Está bastante grande ya el niño, ¿no? —
    
    —Sí, ha crecido mucho —dijo mi cuñado como si yo no estuviera allí.
    
    —Cualquier día se nos pone de novio —dijo mi hermano, sonriendo—. ¿Quieres una cerveza? —le ofreció a mi cuñado, para luego pedirme a mí que le trajera dos cervezas, sin esperar a que mi cuñado respondiera.
    
    Cuando me paré, nuevamente debo haber hecho una mueca porque otra vez mi hermano me preguntó si me pasaba algo.
    
    —No —repetí.
    
    En la cocina me entretuve unos minutos con mi mamá y cuando volví al patio, le pasé una cerveza a mi cuñado y cuando le iba a pasar la otra a mi hermano, este me tomó de la mano.
    
    —Vancito —me dijo—, lo pasó bien esta tarde, ¿no?
    
    —Sí —le dije yo, un poco ruborizado.
    
    —Me alegro, mi niño —me dijo él—, deme un abrazo.
    
    Yo le di un abrazo, aún estaba de pie por lo que me tomó por la cintura entre sus piernas y me besó en la mejilla. Su mano se posó suavemente en mis nalgas frente a mi cuñado y me las acarició justo en medio de la rajita con el dedo medio internándose en ella.
    
    —¿Qué pasó por aquí? —me dijo sonriendo apretándome la colita.
    
    En eso sentimos los pasos de Víctor que se acercaba y mi hermano me hizo sentarme a su lado. Víctor se sentó en el sillón junto a mi cuñado.
    
    Hacía mucho tiempo que no me sentía así: tan pleno, tan lleno de sensaciones, tan… bullente. A Víctor ni lo miré. De pronto todo comenzó a ...
«12...151617...22»