1. Los 7 pecados capitales: 5. Ira


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... virgo con la paciencia y el conocimiento que un hombre como él no podía desconocer.
    
    Poco a poco fue logrando su cometido. Cuando entró la cabeza del pico me fruncí y le grité que lo sacara, pero él no solo no me hizo caso, sino que lo metió un poco más y lo dejó ahí, esperando que me calmara y lo aguantara.
    
    —Haz fuerza como para hacer caquita —me dijo y, aunque eso me dio vergüenza, hice lo que me pidió.
    
    La pichula se fue toda hacia dentro de mi ser. Primero me asusté, pero luego, ya más tranquilo me sentí lleno de carne. No sé cómo describirlo de otra manera, pero eso era lo que sentía: lleno de pico, me sentía lleno de verga. La sentía clavándome algo por dentro, punzándome, sentía cuando la punta del pico chocaba con algo que me producía un calorcito que me recorría por todo el cuerpo, potente, intenso.
    
    Mi cuñado me culeó de manera portentosa. Me llevó a las nubes y me trajo de vuelta con él. Mis piernas se aferraban a su espalda. Mis manos acariciaban su pecho. Mi boca pedía la suya. Todo mi ser estaba completamente entregado a él y su pene no disminuía su poderoso mete y saca. Me volvió loquito de placer. Sentía que en cualquier momento eyacularía sin haber tocado nunca mi pene.
    
    Y así fue. Cuando ya no aguanté más, un temblor me recorrió desde las bolas y sin aviso, me corrí expulsando la leche en mi estómago. Mi cuñado en cuanto me vio desfallecer, aceleró su ritmo y eyaculó en mi interior. Su leche caliente la sentí a borbotones en mis entrañas y me sumí en un espeso sopor.
    
    Cuando abrí los ojos, mi cuñado estaba acostado a mi lado conmigo en sus brazos. Me besó suavemente en los labios y me dijo:
    
    —Eres muy rico, mi niño, eres hermoso.
    
    Yo solo atiné a refugiarme en su pecho y abrazarlo de costado. Cerré los ojos y me sentí amado. Su piel estaba caliente. Me sentí pequeñito con él a mi lado y me gustó mucho eso.
    
    Esa tarde, cuando todos volvieron del paseo, yo estaba en mi habitación, tranquilo. Tenía tantas preguntas en mi mente. Mi hermano entró al cuarto y me preguntó cómo estaba. Conversamos un poco mientras se desvestía para darse una ducha. Supongo que después de la tarde que pasé con mi cuñado mis sentidos estaban más alertas ante el cuerpo de los hombres. A mi hermano nunca lo había mirado de ese modo, pero ahora en ese momento lo encontré tan masculino, tan atractivo que me comencé a sentir muy confundido. En eso entró también Víctor que también quería ducharse, pero tuvo que esperar a que lo hiciera Gino, por lo que también se sacó la ropa y por unos minutos ambos estuvieron así frente a mí, solo con sus slips. Ambos eran muchachos jóvenes, deportistas, de piernas gruesas y físicos sumamente atrayentes, pero hasta ese momento yo solo me había fijado en Víctor. Por un instante sentí que la vida era mucho más de lo que yo imaginaba y cerré los ojos imaginando a los dos machos dándome placer.
    
    Cuando abrí los ojos, Víctor se había recostado, así como estaba, sobre la cama y con un brazo bajo su cabeza ...
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