Mi padre me hace cornudo. - Relatos Eróticos

Mi padre me hace cornudo.

... salían tarde de sus oficinas y empresas a tomar alguna copa para festejar que llegaba el fin de semana y que no volverían hasta el lunes. Aparqué el coche en la acera de enfrente, a unos cuantos metros del local. Había estado todo el trayecto jugando con la cosita de mi chica, comprobando que iba húmeda y excitada. Raquel llegó a sacarse las tetas en un semáforo, para provocarme ciertas risas por su descaro.

Cuando el vehículo estaba parado al completo y bien aparcado, me di cuenta que un vehículo como el de mi padre, un Mercedes biplaza y descapotable de color ocre, estaba estacionado unos cuantos metros por delante del mío. Imaginé que había salido a lo mismo que el resto de la clientela que habría en el local. También supuse que podría ir con su novia Tatiana y podrían estar tomando una copa con su exuberante novia colombiana. Pero una vez que entramos en el interior del local, me di cuenta que estaba con uno de sus amigos del trabajo.

Cuando nos íbamos acercando a la barra, en dirección a donde estaban mi padre y su amigo, comenté a Raquel que mi padre estaba allí y que esa misma noche se lo presentaría. Ella se moría de ganas de conocer al hombre que hizo de mi madre una auténtica hotwife y que en una ocasión, mi madre le comentó a ella.

Mi padre era un hombre exitoso en sus negocios. Hablaba varios idiomas y nunca fue un mal padre, ni descuidado en sus obligaciones ni nada por el estilo. Me educó bien y me inculcó la disciplina para estudiar lo que quisiese. Con mucha educación, culto y con mucha diplomacia. Puedo decir que únicamente tuvo un fallo en su perfecta vida, el divorcio con mi madre. Pero siempre que quería, mi madre estaba para él, ella nunca dejó de amarlo y sobre todo de disfrutar de sus gustos sexuales. No era un cornudo, ni un sumiso, le gustaba ver a sus mujeres rodeadas de hombres, parejas, disfrutando del sexo.

Llegamos por fin a su zona y mi padre se sorprendió al verme. Él sabía que tenía novia pero se sorprendió aún más al ver a Raquel, una chica guapa y atractiva, encima con un escote bien abierto y mostrando sin problema sus enormes y redondas tetas. Un abrazo y como siempre me preguntó por los estudios. Le presenté a ambos a mi chica y ambos hombres bien vestidos y cerca de los sesenta años de edad, miraron fijamente el escote provocador de mi novia. Pedimos un par de cervezas y estuvimos hablando los cuatro durante un buen rato, hasta que el amigo de mi padre, se quiso marchar antes de tiempo, el cual se despidió de los tres y nos dejó allí con otra ronda de cerveza pagada de su bolsillo.

Fui al baño a los pocos minutos, que realmente no me hacía falta, pero al ver como Raquel devoraba a mi padre con su mirada, dejaba su escote bien perfilado para que fuese admirado por mi padre, decidí dejarlos solos, sabiendo en cierto modo que ella deseaba lo mismo.

No tardé mucho en volver, no había mucha cola en aquel baño oscuro y cuando salí por la puerta del pasillo y encaré de nuevo la barra, me paré unos ...