1. Mi padre me hace cornudo.


    Fecha: 27/09/2019, Categorías: Incesto Autor: Unomas, Fuente: TodoRelatos

    Tener una novia amante del sexo, del erotismo, sensualidad, en cierto modo exhibirse sin pensar en el qué dirán, se había convertido mi primera experiencia con Raquel, en una aventura casi a diario.
    
    Desde aquella mañana en la universidad, que me propuse ser su acompañante para una boda, ya que los hombres con los que solía tener algún tipo de relación, eran hombres casados u hombres con algunos años más que ella, mi vida había cambiado de repente y en cada cita, en cada salida o que algún que otro vecino de su piso le insinuase algo, me hacía sentir cada vez más cornudo.
    
    Tuve o tuvimos la suerte de coincidir en las mismas clases en la universidad, una chica con un bonito cuerpo, bien cuidada, con los pechos bien grandes y un culito gordito y muy bien puesto. No dudaba en ponerse minifaldas, escotes, tacones y en muchas ocasiones, como ella mismo me decía, - Me voy a poner delante para enseñarle el toto al profesor, cosa que sí que le gustaba hacer y mucho.
    
    Meses después de todo aquello, orgulloso de ser un novio cornudo y en muchas ocasiones, un novio cornudo y sumiso, llegó la etapa de los exámenes. Semanas estudiando y casi sin salir, alguna cita que otra de ella pero casi sin tiempo de disfrutar del sexo como nos gustaba. Los exámenes finalizaban un viernes por la tarde sobre las ocho, casi de noche, terminando el invierno y comenzando la primavera. Salimos ambos del edificio de la facultad y contemplando la buena noche que hacía, decidimos salir a cenar y a celebrarlo, aprovechando que ella llevaba el vehículo de su padre, el cual nos había dejado por estar él de viaje de negocios.
    
    - ¿Sabes dónde quiero ir? Me pregunta ella mientras caminamos por el aparcamiento de coches de la universidad.
    
    - Imagino que al japonés ese que tanto te gusta y llevamos mucho tiempo sin ir.
    
    - Exacto, que bien me conoces, pero después iremos a tomar una copa y después a casa, recuerda que hoy duermes conmigo y nos merecemos pasarlo bien entre los dos.
    
    - Bueno, si nos sale algo tenemos que aprovecharlo, llevo mucho sin cuernos nuevos, comenté abriendo la puerta de mi novia como un caballero que era con ella.
    
    No es que fuésemos preparados para salir como solíamos hacer cuando nos íbamos de cena, pero estábamos lo suficientemente bien como para pasar un buen rato. Raquel llevaba falda de color negro, ni muy corta como le gustaban a ella pero tampoco muy larga, por encima de las rodillas y bien ceñida a sus muslos y trasero. Camisa blanca de botones que ya desabrochó alguno mientras conducía hacia el restaurante japonés. Tacón alto de color negro, demasiado como para ir a la universidad, pero tanto a ella como a mí, nos gustaba. Yo iba de manera regular, vaquero y polo de manga corta, deportivas cómodas y poco más.
    
    En el restaurante japonés disfrutamos de varios platos típicos del país asiático y de sus licores. Bebidas que sabíamos que nos irían entonando para querer portarnos mal el resto de la noche. Con Raquel y más conmigo, no sabías ...
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