1. Mi padre me hace cornudo.


    Fecha: 27/09/2019, Categorías: Incesto Autor: Unomas, Fuente: TodoRelatos

    ... ¿Y eso porqué cornudito mío, qué guarrada estás pensando?
    
    - Hoy me apetece ver tu tangazo empapado en semen de un casado.
    
    - Entonces iremos a un pub normal y seleccionaremos a uno o varios casados, de los que salen después del trabajo un viernes y si se les da la oportunidad, no dudan en aprovecharla, comentó ella sabiendo lo que me gustaba en todo momento.
    
    Raquel me comentó el primer día que entablamos nuestra relación liberal, que el tener sexo con un hombre casado, era mucho mejor que con un chico de nuestra edad o un hombre divorciado. Un casado podía estar sin tener sexo con su esposa durante semanas y que una chica guapa y atractiva como ella, le brindase una oportunidad igual, no era moco de pavo y no desaprovecharía ese lindo pastel.
    
    Unas pautas sexuales era lo que siempre pactábamos entre los dos. Lo que llamaba un completo a un casado necesitado de sexo que sí jugaba bien sus cartas, podría repetir con mi chica siempre y cuando tuviesen la oportunidad. Alguno que otro había fallado en ese plano y en alguna que otra ocasión habían intentado repetir pero ella se negaba en rotundo. Lo principal es que ellos disfrutasen de estar con una chica tan fogosa. Una buena mamada con sus juegos con el paquete completo, incluso si el hombre quería, un beso negro que duraba bastante. Si ella disfrutaba en el acto, le chupaban bien sus tetas y su coñito, ella llevaría la batuta durante el polvazo y si llegaban al clímax, seguramente repetía a los pocos minutos. Si por algún motivo no se podía repetir, ella le proporcionaba su número de teléfono para otra ocasión.
    
    Raquel siempre les comentaba que tenía novio, gozaba de mi permiso para mantener relaciones sexuales con ellos, pero de nada más. Ni cenas románticas, ni fines de semana en algún hotel perdido, como mucho algún regalo que sería gratificado con otra sesión de un par de horas de buen sexo.
    
    A la vuelta del baño, mi novia llevaba la camisa blanca con un par de botones desabrochados y su escote creció enormemente. Sus tetas blancas faltas de sol, un canalillo perfecto y con los pezones bien pegados a la tela de la camisa. El camarero del restaurante no dudó en clavar la mirada en sus tetas y seguramente ella al darse cuenta del descaro del chico, llegó a tocarse más de la cuenta, para provocar al pobre mesero.
    
    De camino al coche sobé, metí mano descaradamente, e incluso subí la faldita de mi novia en mitad de la calle para comprobar que efectivamente llevaba el tanguita negro de encaje que se había puesto por la mañana y que iba a juego con su sostén. Azoté un poco el culito antes de subir al coche y nos comimos la boca durante unos minutos. Sabía que a ella aquellas situaciones, donde metía la mano por su cuerpo descaradamente y sin censurar nada en mitad de la vía pública, hacía que se pusiera aún más caliente.
    
    Fuimos a un local no muy lejos de mi casa, un pub de estilo irlandés donde la clientela solía ser de personas de entre cuarenta y cincuenta años, trabajadores que ...
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