Jugando a la dominación con la subordinada 2 - Relatos Eróticos

Jugando a la dominación con la subordinada 2

... charla con el chico y que me dijo que eran espectaculares, que se estaba matando a pajas con esas fotos y que se había vuelto loco.

La situación en la oficina se había normalizado, ella seguía haciendo todo lo que quería, llegando tarde y saliendo antes, trabajando lo justo y haciéndome algún comentario con doble sentido que yo respondía ingenuamente a su favor. Mi aburrimiento también disminuyó, me centre en ciertas cosas del trabajo que tuve que solventar y nuestra relación era muy tranquila. Alguna vez volvía a comentar que me pusiera el disfraz de esclava, lo cual me gustaba oír porque lo consideraba un recordatorio de que aún tenía ganas de volver a dominarme.

Se produjo un suceso que para otra persona supondría un enfado y pasar un mal rato, pero para mí que estaba dudando después de las fotos si le gustaba manipularme supuso una ola de buenas noticias. Ella pensaba que yo había salido para realizar unas gestiones y hablaba desde mi despacho en un tono alto y despreocupado con una amiga, por lo que decidí quedarme a oír:

- Pues la verdad es que estoy como una reina en mi trabajo, tengo todo bajo control. – dice muy orgullosa.

- (respuesta de otra persona)

- ¿Mi jefa? Lo que más controlado tengo, esa mujer come de mi mano y me deja hacer lo que quiera.

- (respuesta de otra persona)

- Es muy manipulable, creo que incluso un poco tonta, además es muy superficial siempre hablando de sus tetas, seguro que le han conseguido todo en la vida.

- (respuesta de otra persona)

- ¿Yo? Claro que me voy a aprovechar, voy a sacarle todo lo que pueda, me encanta engañarla, voy a encargarme de humillarla periódicamente, para que quede claro quién manda, como es muy tonta no cuesta mucho.

- (respuesta de otra persona)

- Si quiero puedo manejarla para que acabe desnuda y bailando sin problemas, ya te contaré las cosas que le haga y nos reiremos un rato.

- (respuesta de otra persona)

- Adiós.

Rápidamente salí de la oficina sigilosamente y me fui encantada, definitivamente ella había cogido gusto a manipularme y no iba a dejar de hacerlo, así que realmente podía seguir divirtiéndome en el trabajo y no preocuparme. Además la conversación me proporcionó una idea para el próximo evento en el que me humillara, no podía dejar de sonreír por la calle.

Unos días después, cuando mi subordinada llega al trabajo, cuarenta y cinco minutos tarde, espero a que se acomode y le indico que venga a mi despacho, al recibirla tengo dos copas y una sonrisa tonta. Se sienta en mi silla mientras yo estoy en pie, yo no la corrijo me limito a servirle un poco de champan barato y a comentarle las noticias nuevas.

- Ha llegado el momento, he quedado con mi joven macizo la semana que viene, vamos a vernos en personas. ¡Me siento como si tuviera veinticinco años! – le digo mientras le sirvo la bebida para celebrar esta cita falsa.

- Vaya, después desde las fotos que le mandaste mucho habéis tardado, veremos que tiene él que ofrecer. – me ...