Tania y Lorena dos maduras insaciables de Valencia - Relatos Eróticos

Tania y Lorena dos maduras insaciables de Valencia

Lo que les contare ocurrió a principios de julio. Tania es una cuarentona de 1.60 de estatura, con un muy buen culo, pero no muy dotada de tetas. Es profesora de la universidad politécnica de Valencia, pero su marido y sus tres hijos viven en Albacete. Ella está de lunes a jueves en Valencia. Es amiga del monitor del gimnasio al que vamos y juntas participamos en más de una orgia organizada por él. Como terminaron las clases, Tania volvía a Albacete a pasar el verano con su familia. Quedamos el jueves por la tarde temprano a tomarnos unas cañas en la terraza de un bar. Como hacía mucho calor las dos llevábamos unos vestidos cortos de verano y alpargatas. Mi vestido era bastante escotado. Yo con mis 43 años también soy algo bajita como Tania. Mi culo está más que bien y tengo unas tetas operadas del 100 cuyo canalito se veía claramente por el escote del vestido. En otra mesa había cuatro hombres más jóvenes que nosotras. Uno era negro, otro mulato y los otros dos morenos. Hablaban una mezcla de castellano, portugués, e italiano. Ellos se fijaron en nosotros. Al rato se acercaron a nuestra mesa y nos dieron conversación. El mulato me miraba mucho las piernas, y yo decidí calentarlo. Poco a poco me fui abriendo las piernas para que gozara un poco más. De vez en cuando las cruzaba para que viera mis bragas. Me gustaba el chico y mi Tania lo noto, me dijo al oído ya estas tramando follarte a ese tío ¿no?. Yo asentí con la cabeza. Terminamos la cerveza y le dije a todos que iba un momento al baño, me levante y le eche una mirada y una sonrisa descarada al mulato. Entre en el baño cuando de pronto se abrió la puerta y era él, sin decir palabra se acercó y me plantó un morreo con lo que no rechacé. Empezó a meter mano por mi culo, me sobaba por todas partes y notaba entre mis piernas una polla muy dura. Mi coño estaba yo chorreando no podía más. En un momento, el mulato de repente me dio media vuelta me apoyo las manos en el lavabo me levanto el vestido, movió el tanga a un lado y noté como ponía su polla en la entrada de mi chocho. Yo empecé a gemir y el de golpe me metió la polla por el coño. Noté que tenía un buen tamaño de polla. Mientras el me follaba no tardé nada en tener un magnífico orgasmo. Me mordí los labios para no gritas. No tardé en notar un buen chorro de semen dentro de mi coño. Me dio media vuelta y me pidió le comiera la polla para limpiársela. Me agaché y me la metí en la boca, chupando las ultimas gotas de su semen, mientras sentía los chorreos de semen por mis piernas. Cuando terminé de exprimirle la polla dejándola bien limpia, se la metí en el pantalón y le subí la cremallera. Tras lo cual él se largó. Cuando volví a la mesa, el italiano estaba con una mano en las piernas de Tania. Nos propusieron ir todos a un apartamento que tenían alquilados. Tania y yo aceptamos. Ella llamo a su marido y le dijo que tenía que retrasar su regreso al viernes por un problema que le había surgido en la facultad. Los chicos pagaron sus cervezas y ...