1. Amor de madre


    Fecha: 11/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... como si la fueran a matar, sin dar crédito a la actitud indiferente de su hermana pequeña que, ya vacunada, estudiaba el interior del frasco vacío que la enfermera le había regalado.
    
    Mery notó la aguja salir de su piel. Apretó los dientes sin darse cuenta y tensó la mandíbula. Un algodón se posó sobre la pequeña gota de sangre que le brotaba del labio. Se fijó en los guantes de látex blancos que sujetaban el algodón. Suspiró levemente, intentando no mover ni un solo músculo. Ahora el sudor frío le empapaba piernas y brazos. Sintió que el corazón se le salía del pecho. La cirujana levantó el algodón que estaba ligeramente manchado de rojo, y entonces Mery vio su sangre y cerró los ojos.
    
    La noche anterior había tenido la pésima idea de buscar en Google la palabra “bótox”. Treinta y ocho millones de coincidencias. Cliqueó en la primera y, al recibir el segundo pinchazo y como si la pantalla del ordenador cobrara vida dentro de sus párpados cerrados, recordó los riesgos asociados al uso del Clostridium botulinum, el microbio que Cuca le estaba inyectando. La primera frase que leyó rezaba: “Un solo gramo puede matar a un millón de cobayas”. El texto venía acompañado de las fotos de cobayas enfermas, supuestamente utilizadas en un laboratorio de cosmética norteamericano.
    
    Aterrada, Mery abrió un ojo, sólo uno, el izquierdo, y miró fijamente a Cuca, que concentrada volvía a presionar el émbolo de la jeringa.
    
    “Como la capulla esta se haya equivocado de dosis, me quedo tiesa aquí mismo, y adiós muy buenas”, pensó. La cirujana, sintiéndose observada por el ojo izquierdo de su paciente, se echó hacia atrás.
    
    — ¿Todo bien? —preguntó Cuca aún sabiendo que no, apartando la jeringuilla de la vista de Mery.
    
    — Hace un poco de calor, ¿no? —contestó ésta, incorporándose sobre los codos.
    
    — Hombre, calor, calor… El aire acondicionado está a veinticuatro grados, pero lo bajo un poco si quieres.
    
    — Será la premenopausia... —contestó Mery, sorprendiéndose a sí misma con esa improvisada respuesta. Todavía le quedaban algunos años para llegar a los cincuenta y seguía menstruando con regularidad.
    
    — ¿No tendrás un poco de agua?
    
    Lo cierto es que Cuca era algo parecido a una amiga, al menos hasta que no demostrara lo contrario. Ambas habían estudiado en el colegio María Inmaculada. Cuca era dos años menor, y fue compañera de clase de su hermana. Además, Curro, el marido de Cuca, un conocido abogado, y Alfonso eran también colegas del Club Náutico de Palma. En verano, ambos matrimonios salían a navegar juntos. Un día con el yate de uno, otro día con el del otro. Además, Cuca y ella coincidían en las cenas femeninas que organizaba el club para todas las socias, en las que intimaban y se contaban cosas de sus hijos, de sus maridos y de sus arrugas.
    
    Cuca le ofreció un vaso con agua.
    
    — Es que ayer busqué información sobre el bótox —dijo señalando la jeringuilla— Y leí unas cosas horribles... ¡Qué es más letal que el veneno de la cobra, y que se ...
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