La Quesona y el Viejo Albañil. - Relatos Eróticos

La Quesona y el Viejo Albañil.

... basura.

Listo, todo estaba preparado, primero lo haría pasar, después platicaríamos un rato como siempre mientras le ofrecía la cerveza que tanto le gustaba para que fuera más fácil que se pusiera en modo cachondo, posterior a eso comeríamos y luego de unos minutos le diría que voy por su sorpresa, en donde iría al baño y me vestiría para la ocasión con un atuendo sexy luego saldría para que me viera y le haría un baile sensual como regalo de despedida, lo cual junto con las cervezas haría que me hiciera suya, suena sencillo pero llevarlo a la realidad resulto complicado, bueno más o menos.

El domingo llego y yo estaba supernerviosa, en especial porque temía que algunas de mis amigas fuera a mi casa a pesar que les di una excusa para que no fueran.

Pero más allá de eso estaba supernerviosa, por lo que sucedería a continuación, pues en ocasiones me entraba el pánico y me arrepentía ya que me daban ganas de cancelarlo todo, pero una fuerza mayor a mí que salía desde mis instintos más primitivos me lo impedía, y me motivaba más a seguir en marcha, posterior mente me bañe, me vestí con una blusa blanca con un escote muy sexy, de esas blusas con las que mi papá se moriría si me las viera usándolas en público, me coloque una tanga y una mini faldita rosa de encajes, sin embargo en realidad esta no era mini, si no que era una que usaba cuando tenía como 13 años pero obviamente cuando crecía se volvió mini, aun así la conserve como recuerdo, así que ya se podrán imaginar, todas mis piernas estaban expuestas y también se veía de maravilla mi culito bien paradito.

Finalmente me puse unos tacones de aguja tipo sandalias, que por cierto me encantan, ya que los tipos plataforma para nada, posteriormente me maquillé de forma ligera y permanecí en casa a la espera.

Coloque los muebles de tal forma que hubiera el espacio apropiado en la sala para poder bailar y puse en medio el sillón donde se sentaría Elpidio.

Lugo como a eso de las 3:30 PM se presentó, don Elpidio a mi casa tocando de la misma manera como siempre, pues sabía que era el por el sonido de su golpeteo.

Yo, aún nerviosa pero decidida abrí de una vez y le dije algo como: -“Bienvenido don Elpidio”,- el enseguida me miro de pies a cabeza con un rostro al principio de impresión, luego rápidamente paso a una mirada como cachonda, entonces me dijo:- que guapa estas “María Elena”, le respondí con un gracias y lo hice pasar.

Posteriormente pasamos un rato agradable, en donde comimos, degustamos algunas bebidas fuertes del estante de mi papá, nos reíamos y hablamos de todo un poco, de sus hijos, un poco de mi vida y de mi novio, etc.

Él me dijo: -Perdóname por lo que te voy a decir, pero tu novio está bien pendejo, ¿qué es eso de dejar a tu vieja sola, para irse al extranjero?, si yo tuviera una vieja como tú por nada del mundo la dejaría sola, y con lo chula que estas menos.

Mientras decir aquello no dejaba de mirarme de pies a cabeza dado que yo estaba sentada frente a ...