Soy un hijo de puta I - Relatos Eróticos

Soy un hijo de puta I

... había casado con ella porque no le había quedado otra. Y que le había puesto los cuernos cientos de veces.

Cuando acabó su relato, mi madre miraba el fondo de su vaso vacío como buscando allí el sentido de su vida.

━Bueno. Tal vez sea hora de cobrárselas todas juntas. ¿Quieres deshacerte de él? ━pregunté muy serio.

━¿Qué estás pensando? No me asustes ━exclamó realmente preocupada.

━Tranquila. No tengo pensado hacerle daño. Al menos físico. Pero pagará por todas las que nos ha hecho pasar a los dos. ¿De acuerdo?

━¿Pero qué pretendes hacer?

━¿Te fías de mí? ━pregunté sonriendo tranquilo.

Me miró un minuto largo en silencio pero luego tomó mi mano y la besó.

━Sí, mi vida. Me fío de tí. Pero me gustaría saber qué pretendes. Compréndelo.

━Lo sabrás, por supuesto. De hecho, necesito tu colaboración. Va a ser muy… divertido.

Me abrazó con fuerza y aproveché para palpar de nuevo su culazo.

━Y ahora, ¿en qué estás pensando? Me parece que en tu padre no ━comentó casi riendo.

━Estaba pensando en este culo. Tengo unas ganas tremendas de follármelo ━contesté dándole una palmada.

━De acuerdo. Pero despacio, que ahí detrás nunca entró nada tan grande como esto ━dijo ella tomando mi polla que comenzaba a estar morcillona.

La puse en cuatro en el mismo sofá y ella misma se abrió las nalgas para mí. Sin perder un instante mi boca se apoderó de aquel culo y acaricié con la lengua los alrededores del orificio que parecía palpitar esperando algo. Ensalivé bien un dedo antes de meterlo. Un gemido de placer me hizo saber que le gustaba. Un segundo dedo siguió al anterior y a éste un tercero. La dilatación era cada vez mayor. Estaba a punto de caramelo así que se la metí en su encharcado coño para dejarla bien lubricada mientras no dejaba de follarla con los dedos.

Era el momento de ir a por el premio gordo. Coloqué el glande en la entrada y apreté un poco. Todavía había un poco de resistencia pero ella misma empujó hacía atrás para empalarse con un pequeño grito de dolor y sorpresa por el tamaño. Me detuve un rato para que su esfínter se acostumbrara al tamaño del intruso. Ella resoplaba pero no se apartaba ni un milímetro. Dejé que ella llevase la voz cantante.

━Dale ahora cabrón. Despacio pero sin pausa. ━pidió.

━Un respeto, que el que paga manda ━contesté dándole una fuerte palmada en el culo que agradeció con un gemido.

━¿Eso es todo lo qué sabes hacer? No seas nenaza ━se burló.

Contesté con una seria de palmadas que acabaron dejando su culo como un tomate.

━¿Te gusta así, zorra? ━pregunté enardecido.

━Sí, joder, sí. Más fuerte, cabrón. Ábrele bien el culo a la puta de tu madre ━estaba desatada. Y yo encantado.

Aceleré el ritmo mientras dejaba caer mi mano sobre su culo de vez en cuando espaciando las palmadas para que no supiese cuándo le daría. Sus gemidos habían pasado a ser auténticos gritos de placer.

━Así, cabrón, así. Más fuerte. Revienta el culo a la zorra de tu madre. LLéname el culo de ...