Soy un hijo de puta I - Relatos Eróticos

Soy un hijo de puta I

... a ocuparme de su coño. Mientras se lo comía sin olvidarme de su botón del placer, la follaba primero con uno y luego con dos dedos. Sus gemidos y sus espasmos eran cada vez más evidentes.

━Parece que te gusta, putita ━dije cínicamente━. O eso o eres una gran actriz.

No contestó, pero su respiración era cada vez más acelerada. Volví a mi “tarea” y unos segundos después sentí su mano apretando mi cabeza contra su coño, como si no quisiese que me moviese de allí. Por dentro sonreía; no había emputecido a mi madre. Ya venía hecha una puta de fuera, pero comenzaba a admitir que me la follase sin reservas.

━Sí estoy convencido de que te gusta. Pues ahora viene lo bueno ━dije incorporándome para librarme del pantalón y el resto de la ropa.

━Todavía estás a tiempo de detenerte, cariño━dijo aunque no noté mucha convicción en sus palabras.

━¿Quieres que lo haga? ━pregunté sonriendo con sorna. Tardó en contestar. En su interior se debatía entre sus sentimientos maternales y el deseo.

━Eso es un no ━dije llevando mi polla hasta la entrada de su coño. La dejé allí rozando sus labios unos segundos. Esperaba su movimiento, pero parecía incapaz de decidir━. Mírame ━le ordené.

Ella clavó sus ojos en mí y vi un destello que no supe interpretar. ¿Sería deseo o sería odio? Estaba totalmente rígida como si tuviese miedo de moverse y de cómo interpretaría yo ese movimiento.

Agarré sus muslos y sin detenerme ni apartar la mirada de sus ojos comencé a empujar. Ella cerró los ojos y se mordió el labio inferior. Sus pezones aparecían más duros que nunca. Era evidente que le gustaba lo que le hacía sentir.

━Bien, putita. Ahora vas a sentir lo que es una buena follada ━anuncié cuando llegué al fondo.

Me detuve un instante. Quería saborear ese momento, mi verga se sentía genial arropada por ese húmedo calor. Estaba bien lubricada. A pesar de las pollas que habrían entrado allí se sentía bastante apretado. Tal vez sus clientes estaban bastante peor dotados que yo. Sus gemidos parecían indicar que así era.

Comencé a bombear despacio. Quería disfrutar de cada vaivén. Y ella cada vez lo disfrutaba más. Ya no se reprimía en sus gemidos y sus manos se aferraron al borde de la mesa para acompasar sus movimientos a los míos.

━¿Te gusta, zorra? ¿Te gusta que te folle tu hijo?

━Eres un hijo de puta ━respondió entre dientes pero sin detener sus movimientos━. Disfrutas follándote a tu madre.

━No sabes cuánto ━contesté riendo━. Y sí, soy un hijo de puta. ¿Quién lo sabrá mejor que tú?

Alargué un brazo y agarré una de sus tetas. La estrujé con fuerza y pellizqué su pezón. Eso le arrancó un gran gemido, así que maltraté ambos pechos hasta que los gemidos se convirtieron en gritos de placer. A aquella puta le iba el sexo duro. Pues lo tendría.

━Me voy a correr, cabrón ━anunció apretando los dientes.

━Aquí el único que tiene derecho a correrse soy yo, que para eso pago ━contesté dándole una nalgada.

━Por favor, cielo. Deja que la puta de ...