1. Calista.


    Fecha: 06/09/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... pija!
    
    —¡Aaarrrggghhh! … Calista … Dios mío … oooohhhh … nooo … es delicioso, hija …
    
    —¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¿Te gusta, papi? … ¿Lo estoy haciendo bien? … Sabes rico, papi … saladito, peladito y mojadito … eres mi primera verga, papi …
    
    —¡Dijiste que ya habías visto otras! …
    
    —¡Umpf! … ¡Umpf! … te mentí, papi … ¡Umpf! … ¡Umpf! …
    
    La vi como se había enderezado para tragarse toda mi polla con devoción y apetencia, sus sonidos de chupadas llenaban mi dormitorio, eché mi cabeza hacia atrás y agarré su nuca para empujarle mi pene más adentro entre sus labios.
    
    —¡Uy!, nenita … pero … nooo …
    
    Mi hija había aumentado la velocidad de movimiento de sus manos y sorbeteaba mis gotas de semen que comenzaban a emanar de mi polla, la sensación era increíble.
    
    —¡Argh! … hija … por Dios … nooo …
    
    Tome a mi hija y la empuje, esta cayó de espaldas en la cama, jadeaba excitada y había pasión y lujuria en sus ojos cuando me miro abriendo sus longilíneas piernas, tiró de su tanga hacia un lado y me mostro su coño rosado lampiño, brillante y húmedo.
    
    —¡Papi! … tómame … por favor … hazlo conmigo, papi … soy solo para ti …
    
    Acto seguido me echó los brazos al cuello y me tiró sobre ella, mi pene quedo a centímetros de su chocho que emanaba un aroma delicioso.
    
    —¡Te va a gustar, papi! … sé tú el primero … quiero que seas tú, papi … te lo ruego …
    
    —¡Pero, niña! … ¿Te das cuenta lo que me pides? …
    
    —De toda mi vida que quiero que tú seas el primero, papi … solo a ti quiero …
    
    Ella posicionó su conchita casi a rozar con mi glande, me sentía abrumado, desconcertado por la hermosa situación que ella me proponía, pero mi cabeza estaba alborotada con mil prejuicios que me frenaban todavía con una leve resistencia. Entonces ella acerco sus labios a los míos y me besó de lleno en la boca, deslizando su lengua bífida como la serpiente del paraíso, casi no me di cuenta cuando su coño atrajo a mi glande y mi polla resbaló en la cálida humedad de sus labios mayores. Tuve un último sobresalto, pero perdí estabilidad y su rajita se abrió con el peso de mi verga que se deslizaba dentro de ella.
    
    —¡Ouch!, papi … ¡Argh! … ¡Urgh! … ¡Oooohhhh! …
    
    La sentí quejarse y gemir, pero se abrazó a mi sin dejarme ir.
    
    —¡Ay! … ¡Ay! … papi … ¡Ssssiiii! … ¡Aaaahhhh! … Te amo, papi … ¡Ssssiiii! …
    
    Me tenía aprisionado con ambos brazos mientras su cuerpo se contorsionaba bajo de mí, yo sentía su estrecha conchita trabajando para dar espacio a mi verga, así que empuje suavemente dentro de mi hija y mi pene se adentró en un cálido abrazo. La besé delicadamente.
    
    —¡Ssssiiii!, papi … ¡Que rico! … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Házmelo más fuerte, papi! …
    
    —¡Oooohhhh!, Calista … está tan calientito tu coño …
    
    —Caliente para ti, papá … ¿Sabes? … te he escuchado gemir por las noches … sé que te falta esto … yo te deseo y te lo quiero dar, papito … te amo …
    
    —¡Mmmmmm! … ¡Oooohhhh! … Calista …
    
    Mi hija gemía acariciando mis hombros y mi espalda, a ratos sus manos se posaban ...
«12...456...12»