Calista.
Fecha: 06/09/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30
... protuberancia formada en mis boxers y estaba aun con su tanguita hacia el costado con su almejita expuesta,
—Papi …¿Puedes mostrarme eso? …
Dijo sonriendo maliciosamente mientras apuntaba a mi entrepierna.
—¿Qué cosa? …
—¡Sí!, papi … quiero ver la tuya …
—¡Hey! … ¿Estás loca? … ¡Claro que no! …
Me miro impertérrita y un poco confundida por mi negativa.
—Pero, papi … nunca he visto una polla depilada …
Dijo mi hija en un susurro casi suplicante que me lleno de ternura.
—Bueno, pero ya has visto pollas, ¿no? Has tenido algún amiguito, ¿no? …
—¿Eh? … ¿Amigos? … Sí, claro … ya he visto algunas …
Dijo con una sonrisa nerviosa sin dejar de mirar mi evidente erección, luego agrego:
—Por favor, papi … muéstrame …
Sin decir palabras me volví hacia ella y lentamente me baje mis boxers hasta los tobillos. Los ojos de Calista se abrieron desmesuradamente en asombro y su mandíbula inferior cayó abriendo su boquita incrédula al ver mi miembro semirrígido, que continuaba a crecer, pausadamente mi prepucio se deslizó hacia abajo comenzando a mostrar mi amoratado glande que tomaba en su plenitud, su forma a hongo, mostrándose más duro y más grande.
—¡Ooohhh!, papi … como es grueso y grande … y sigue creciendo … y de verdad lo tienes peladito, papá … ¡Ooohhh! …
Se volvió a sentar en la cama y acerco su cara a medio metro de mi verga.
—Está bien … ¿Has visto lo suficiente? …
Me incliné para subirme los boxers, pero sentí la suave mano de mi hijita en mi hombro deteniéndome:
—¿Papi! … ¡Papi!, espera un poco …
Me puse nuevamente de pie y vi como la mano de mi nenita se extendía para tocar mi verga.
—¡Hey! … ¿Qué haces? …
Su mano se apoyó en mi estómago, pero rápidamente con la otra acarició mi pene.
—¡Oooohhhh!, es tan suavecito …
—¡Calista!, por Dios … detente … no sigas …
—Pero papi … es tan lindo así peladito … y grande … Ummmmmm …
—¡Bebita! … pero … no … yo … no …
La sensación de una mano diferente de la mía me hizo enmudecer, me sentía feliz y comencé a perder el control de la situación, si es que alguna vez quise o pude controlarla. Mi pene continuó hinchándose entre los dedos de mi hija, sobre todo cuando me apretó con sus deditos y comenzó el arcaico movimiento arriba y abajo – arriba y abajo, mi hijita me masturbaba.
—¡Oooohhhh!, papi … es tan calientito … afelpado y enorme … mis dos manos no bastan …
Y aquí estaba yo con mis piernas temblando, mientras mi hermosa y curiosa hija me aferraba enérgicamente la verga con sus dos manos.
—¡Oooohhhh!, hijita … no está bien … no podemos … ¡Aaaahhhh! … nooo …
Se detuvo para mirarme con sus ojos tiernos, brillantes y sonrientes, había un dejo de delicia y fascinación en ellos, luego fijó mi glande intensamente, paso su lengua por sus labios y sin decir palabra alguna, se inclino hacia adelante y sentí la succión de sus labios, su lengua húmeda se enrollaba en mi cabezota, ¡Mi propia hija comenzó a chupar mi ...