1. ¿Un sueño hecho realidad? (7)


    Fecha: 03/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: DiosaNix, Fuente: TodoRelatos

    ... estaba otra vez cachonda, viendo por el rabillo del ojo cómo una pareja de musculososgays observaba de lejos el espectáculo. Ella, la enfermera madurita y pudorosa, estaba disfrutando de masturbar a un joven sin importar que alguien la viera. Tener a dos hombres para ella era glorioso, pero el morbo añadido de estar al aire libre era sublime.
    
    —Nunca me había vuelto a empalmar tan rápido… —Farfullaba a medias, en español y alemán.
    
    Para no perder temperatura, aceleró la follada de culo hasta acariciar la próstata y le susurró al oído:
    
    —Te vas a poner otro condón y me vais a follar a la vez por mis dos agujeros hasta que acabemos reventaditos de gusto…
    
    Ante el anuncio del plan, la verga alemana terminó de armarse sola. Se acomodaron en las toallas de lado: Oli en medio, cara a cara con Markus; Antonio tras ella, con sus nalgas redonditas a su entera disposición. La sola idea de pensar en ser el queso de aquel sándwich hizo que Oli empezara a mojarse como nunca en sus 55 años. Y sin ser acariciada siquiera. No les hizo falta hablar. Oli morreó a Antonio cuanto quiso y lo calentó entre dientes:
    
    —Mi culo es tuyo, amor. Tiene la medida de tu polla, rómpelo, úsalo, hazme lo que quieras…
    
    —Mi enfermerita está cachonda perdida pensando en los dos machos que la van a empalar…
    
    —Sí… Qué bien me conoces, cerdito… —Soltó un gemido.
    
    Markus le calzó otro par de morreos en cuanto ella le dio la boca, mientras Antonio exploraba ya con su índice la entrada trasera. Oli empezó a sentir manos y dedos deslizándose por todo su cuerpo: la espalda, las tetas, los pezones, las nalgas, el vello púbico. Su coño ya estaba chorreando, agradecido de placer, mientras su esfínter se abría solo. Con la boca de Markus mamando sus ubres, escuchó a Antonio musitar a su oído:
    
    —Aflójate mi vida… Dame ese culito para que goces como te mereces…
    
    Oli se dejó ir, se abandonó totalmente como si su cuerpo hubiera dejado de obedecer a su cerebro. Sentía placer en todos sus nervios, en cada milímetro de piel, pero pertenecía a sus dos amantes, felizmente ocupados en preparar sus orificios a su gusto. Empezó a respirar fuerte al notar la perfecta sincronía de los dedos que le perforaban coño y culo.
    
    —Así, así… —Suspiraba.
    
    Dedicó otro buen rato a morrear a Antonio, pues quería atenderlo bien y corresponder a su generosidad. Cuanto menos la constreñía, más libre se sentía ella para entregársele sin medida.
    
    —Me encantas cada día un poco más, niño… Soy tuya… Toda tuya…
    
    —Y yo soy todo tuyo, rubia…
    
    Al término del último morreo con su moreno, Oli se corrió por primera vez, no supo si por delante o por detrás. El caso es que tuvo un orgasmo largo y placentero que la hizo jadear contra la boca de Markus, con los ojos en blanco. Si era capaz de sentir semejante placer solo con los dedos, el coño siguió chorreando al imaginar lo que vendría a continuación. El alemán le comió la boca y le dijo:
    
    —No puedo más, necesito follarte…
    
    —Pues métemela, criatura —dijo ...
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