1. ¿Un sueño hecho realidad? (7)


    Fecha: 03/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: DiosaNix, Fuente: TodoRelatos

    ... merecerá la pena que estemos juntos.
    
    Terminaron el baño con un buen chapuzón integral y volvieron a las toallas a secarse. Los tres boca arriba, con las piernas juntas. Oli tomó una mano a cada lado, sin abrir los ojos.
    
    —Estoy en el paraíso… —Suspiró.
    
    Quedaron algo traspuestos por la brisa, el calor del sol y el rumor de las olas. Pasado un buen rato, Oli susurró:
    
    —Debería echarme protección solar.
    
    —¿Puedo hacerlo yo? —Sonrió Markus, desperezándose.
    
    Oli asintió con la mirada y él cogió el bote del bolso de ella. Empezó su recorrido despacio en el escote, para continuar por sus pechos y su canalillo. Los sobaba con calma, hasta rodear las enormes areolas y los pezones. Ella soltó un gemidito de gusto y él los pellizcó con picardía.
    
    —Ten cuidado, por favor. Son muy sensibles. —Se acercó más a su oído y dijo en un hilo de voz—: Podría correrme solo con un masaje de tetas.
    
    Markus dejó escapar una risa casi infantil y siguió su camino por el vientre y el ombligo de Oli. Acarició muy rápido su vulva y continuó por las piernas. Ella las separó un poco y en el viaje de vuelta se dejó acarciar sin pudor, muslos y bordes del coño incluidos. Había sido muy agradable, pero lo cierto era que Oli empezaba a estar un poquito cachonda. A la vista del espectáculo, las trancas jóvenes de sus escoltas también. Ella sonrió y dijo a Markus:
    
    —Ahora me toca a mí. Esa piel tan blanca hay que protegerla.
    
    Tomó crema, la calentó con sus manos y comenzó a deslizarla por el pecho blanco, pecoso y sin vello de su rubio amigo, que suspiraba de aprobación. Lo hizo a cámara lenta, demorando la llegada al ombligo y a la desembocadura de su vientre. Se saltó el pubis y continuó por las piernas, para volver a subir por ellas acto seguido. En la segunda visita a la entrepierna, Markus ya lucía una visible erección. Antonio se había puesto de lado y los observaba con su mástil a media asta.
    
    —Me gustas mucho, Oliva. ¿Cómo lo decís aquí? Me pones… Me pones… Quiero besarte y quiero…
    
    —Pues bésame, criatura… —dijo Oli inclinándose—. La paja ya te la hago yo.
    
    Markus obedeció y le plantó un buen morreo antes de mamar sus pechos con sabor a salitre y crema solar. Oli gemía suave, acariciando su polla gordita. Pero todavía no estaba tan desconectada del mundo como para olvidarse del espectador. Con la otra mano, empezó a pajear a Antonio, cachondo perdido con semejantes vistas. Oli tenía ambas extremidades ocupadas en atender durante un buen rato el par de estacas que ya estaban esplendorosas con sus caricias y se dejaba morrear por Markus, cada vez más desatado. Se giró para morrear también a Antonio y le dijo al oído:
    
    —No te preocupes, amor, podré con los dos.
    
    Inició una mamada lenta a la polla larga y delgada de Antonio, como a él le gustaba, sin dejar de sobar la de Markus con la otra mano. Él se acercó más para observarla subiendo y bajando con la boca, mientras el aire se llenó de los quejidos placenteros de ambos jóvenes. Ya muy excitada por ...
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