1. Lidia y Rosa, las hijas de mi mujer, y mi ahijada


    Fecha: 28/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos

    ... creo que me moleste.
    
    -Soy fetichista.
    
    -¿Qué cosas te ponen?
    
    -Las orejas, me vuelven locas las orejas y tú las tienes muy bonitas.
    
    Le lamió toda la oreja izquierda, le metió la lengua en el orificio auditivo, le mordió el lóbulo... Se hartó de oreja.
    
    -¿Te da asco?
    
    -Para nada, me gusta.
    
    Fue a por la oreja derecha y también se hartó de ella. Luego cogió los dos pintalabios vibradores. Con uno le masajeó los lóbulos de las orejas y con el otro las areolas y los pezones. Lidia le lamió una oreja y ya empezaron a gemir las dos.
    
    Al rato le mamaba las tetas y le pasaba un vibrador por el ombligo y otro por los labios vaginales. El coño se fue abriendo como una flor. Le metió el vibrador en la vagina y lo giró alrededor para acariciar todo el contorno del orificio de entrada. Luego hizo círculos sobre el ojete con el otro vibrador. Lidia ya no pudo más.
    
    -Méteme el pintalabios en el culo.
    
    Se lo metió.
    
    -¡Qué gusto!
    
    -¿Quieres que te coma el coño?
    
    -Haz conmigo lo que quieras.
    
    Se dio la vuelta, le puso el coño en la boca e hizo un 69, en el que Lidia casi no intervino, y no intervino porque al lamerle el coño Rosa, su cabeza se echaba hacia atrás... Un par de minutos más tarde comenzó a derretirse.
    
    -¡Me voy a correr, me voy a correr, me voy a correr, me voy a correr, me voy a correr!
    
    -Córrete, cariño, córrete.
    
    Se corrió como un río, un río que desembocó en la boca de Rosa.
    
    Al acabar de correrse, Lidia, Rosa, se volvió a dar la vuelta y le puso el coño en la boca... Lidia se lo lamió, de aquella manera, pero a Rosa le llegó para que poco después se corriese ella en la boca de su hermana.
    
    Yo iba a la cocina a desayunar, oí los gemidos de Rosa, pero pensé que eran de Lidia, la iba a dejar con sus fantasías, cuando la oí decir:
    
    -Me gustó que te corrieras en mi boca, Rosa.
    
    No me lo pensé dos veces. Abrí la puerta de la habitación y vi el cuadro, un cuadro erótico en toda regla.
    
    -No sabía qué os dabais el lote. Cuando lo sepa vuestra madre...
    
    Lidia me cortó el rollo.
    
    -Pasa, cierra la puerta y deja de hacerte el chantajista que Rosa ya sabe que tú y yo follamos.
    
    Entre en la habitación, cerré la puerta y le dije a Lidia:
    
    -Te faltó tiempo para decírselo.
    
    -No se lo dije, lo adivinó por el olor que había en la habitación.
    
    -Tiene olfato de perra.
    
    Lo de perra no le sentó bien a Rosa. Se calló, pero era vengativa, y además pensaba rápido, así que nos dijo:
    
    -Ya que somos tres podíamos hacer un juego de rol.
    
    Lidia se anotó al momento.
    
    -¿Qué sería yo?
    
    -Serías mi ayudante.
    
    -¿Ayudante de qué?
    
    -¿Ayudante de sacerdotisa?
    
    Le pregunté:
    
    -¿Y yo qué sería?
    
    -La víctima a sacrificar.
    
    -Suena bien.
    
    -Tendrías que ser atado.
    
    -Sin problema.
    
    -Vete desnudando que yo voy a mi cuarto y vuelvo en nada.
    
    En nada, Rosa, estaba de vuelta con una cinta aislante gruesa, un consolador de color negro de silicona de tamaño mediano y un antifaz de esos de dormir. Yo ya estaba ...
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