Líos familiares - Capítulo 5
Fecha: 26/08/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Sylke and Friends, Fuente: TodoRelatos
... directamente.
- ¡Marcos! ¿Estás loco, hijo? - dijo, pero sin dejar de menear su mano en esa deliciosa paja.
- Mamá por favor, sólo olerlo- le dije tremendamente excitado y con los nervios a flor de piel.
Ella no contestaba, parecía tener ciertas dudas y solo miraba la gran porción de polla que salía por encima de su mano, supongo que sorprendida una vez más por ese tamaño.
- Papá sigue abajo con los cacharros, ya sabes. -dije para animarla un poco más - solo unos segundos para olerlo de cerca y seguro que me corro enseguida.
Mi madre se mantuvo en silencio, ahí agachada, mordiéndose el labio inferior, mirando mi polla que masajeaba sin parar con su mano derecha y luego desvió su mirada a mis ojos, cerrándolos durante unos segundos.
- Está bien, ¡sólo olerlo! ¿Me lo prometes? - me dijo no muy segura de la promesa.
- ¡Sí, mamá! - respondí eufórico.
Soltó mi polla, volviendo a mirarla porque estaba realmente pletórica, hinchada y con las venas bien marcadas. Se levantó y se sentó sobre la cama, abriendo las piernas, observando mi reacción. Mis ojos se perdían en cada una de sus curvas y me sentí dichoso y orgulloso de tener a esa mujer como madre. Me acerqué hacia ella con la polla totalmente en erección apuntando a ese cuerpo, que era nada menos que el de mi madre, el que me estaba volviendo loco con solo mirarle.
Me arrodillé entre esos robustos muslos y fui acercando mi cara a su entrepierna que desprendía calor. Ella, acomodándose, intentó abrir más sus piernas y sus labios vaginales que permanecían juntos se abrieron como los pétalos de una flor, eran amplios, formando una especie de camino lleno de curvas, en esos labios exteriores rugosos y más salientes que los de Celia, su interior palpitaba como si tuviera un pequeño corazón que lo hiciera latir. Nunca había visto nada tan hermoso y eso que el coño de Celia era una pasada.
Acerqué mi nariz a dos centímetros de esos labios rugosos, estaban húmedos, no percibía ningún olor, deslicé mi nariz desde la zona de su prepucio bordeando sus labios vaginales, su vagina, hasta llegar a su zona perianal. Ese olor entonces impregnó mis fosas nasales, llenándolas por completo, en un aroma a mujer, delicioso, que ya había tenido incluso la suerte de probar en su consolador, pero ahora, además, admirar a solo unos centímetros.
Oía la respiración agitada de mi madre en el silencio de la habitación.
- ¿A qué te huele cariño? ¿Te gusta el olor? - me dijo mi madre incorporando su torso y observándome.
- No me huele a nada, mamá – le mentí sin perder de vista la maravilla de coño que poseía mi madre y sin que mi erección bajara un centímetro.
No sé cómo paso, pero fue instintivo, saqué mi lengua y la posé ligeramente sobre su coño.
- ¡Marcos, uf! - gritó en una especie de jadeo intenso - Pero ¿Qué haces, hijo? Te dije que sólo olerlo - exclamó asustada, a la vez que intentó echarse hacía atrás separándose de mí.
Pasé mis brazos alrededor de sus muslos, no dejando ...