Como vos mandes... Pablo 1 - Relatos Eróticos

Como vos mandes... Pablo 1

... mira, sonríe y se mueve dejándole ver un poco de su oscura aureola.

- Que puta eres, como te gusta provocar al personal.

- La culpa es tuya, me tienes en un superlativo grado de excitación, tuve tantos orgasmos que perdí la cuenta.

- Eso querías, ¿no? Al volver al hotel te dejaré sin aliento.

- Jajajajajaj ¿está usted seguro mi señor?

Mientras vuelvo a subir la intensidad del aparato, me río disfrutando del momento. Al terminar el segundo plato, la mujer de la mesa cercana se acerca.

- Perdonen... ¿aceptarían que les invitemos a una copa?

- ¿Y eso, a que se debe?

- Le ha visto cómo hizo que se corriese esta hembra y así le daría las gracias por el espectáculo. Por cierto, yo también tengo un aparato de esos en mi coño. Si quieren pueden venir a nuestra mesa.

- Perfecto, ahora vamos

Mientras se volvía la mujer pude admirar su cuerpo. Posiblemente era un poco más joven que Mariel. Tenía un bonito culo y los pantalones lo marcaban perfectamente. Cuando la tuve de frente pude apreciar sus labios abultados y sensuales y cómo se marcaban sus tetitas tiesas y turgentes en la ropa.

- ¿ Qué te parece la idea?

- Puede ser interesante señor.

- Pues vamos a su mesa.

Nos levantamos y caminamos con lentitud. El hombre se levanta y extendiendo la mano nos dice.

- Encantado soy Leonardo y mi mujer es Juana.

Ambos le damos la mano.

- Igualmente. Pablo y Mariela.

El olor a hembra se notaba en el ambiente, ambas debían estar encharcadas. Al traer los cafés el camarero casi los derrama por el suelo. Con su vista fija en las dos chicas, tropezó con la pata de una silla. Ruborizado por la pillada, dejó los cafés y se fue con los platos.

- Voy a aumentar el volumen del aparato, así veis como corre Juana- dijo Leonardo. ¿tú también eres sumisa? - pregunto a Mariel

- No, perdí y me toca ser sumisa de mi esposo.

Ambas mujeres se devoran con la mirada a la vez que aprietan sus manos para poder soportar el placer. Las dos se miran con deseo y Mariela ronronea acercando su boca a la de Juana, aunque no llega a tocarla boca.

- ¿quieres una copa? - pregunta leonardo.

- Un güisque con hielo, gracias. Pide dos, otro para Mariel.

- Cuatro famousegrouse. Por favor.

El camarero no tarda en llegar con las copas y nos come las tetas con la mirada.

- Putitas, no os podéis correr hasta que terminemos las copas.

- Eso mismo estaba pensando yo.

Los ojos de las dos mujeres se van abriendo cada vez más. Sus manos se aprietan entre ellas y se les nota excitadas y calientes. Están cercanas al orgasmo y mi polla está que rasga el pantalón.

- Espero que disfrutéis esta noche en la cena. - me comenta Leonardo.

- Creo que así será, no tengas ninguna duda.

- La otra pareja, ella es una Domina y el un pedazo de negro sumiso.

- Mira, nunca he compartido con una Domina, seguro es una maravillosa experiencia.

- Pues sí, son mucho más implacables que nosotros.

- Veamos cómo se corren estas dos ...