Como vos mandes... Pablo 1 - Relatos Eróticos

Como vos mandes... Pablo 1

... moverse contra él como si fuese una polla. Noto sus temblores sobre mi pie y sé que se está corriendo, mientras no para de frotarse contra mi dedo.

-Levántate putita, empecemos el juego.

Le ayudó a levantar y la colocó tumbada de frente a la cama con su culito en pompa. No puedo reprimirme y le doy un par de azotes en cada nalga. Noto su deseo, como menea su culo delante y detrás invitándome a penetrarla. Paso mi capullo por su rajita para impregnarlo con sus jugos. Lo apunto y lentamente voy entrando en ella. Me acoge con gran facilidad, está tan mojada que mi polla entra hasta dentro con suma rapidez. Gime pidiendo más. Le doy un azote y sujetando sus caderas empiezo un lento mete y saca. Lentamente voy aumentando el ritmo.

- Me coorooosiiiijodeeersiiiiii

Grita de placer, tenía tantas ganas, que casi nada más penetrarla ya se ha corrido. Baña mi polla con sus jugos haciendo más fácil y más profunda la penetración. Le doy unos fuertes azotes y aceleró con fuerza la penetración, le doy duro, muy duro. Hasta derramar mi esencia dentro de ella, yo también tenía muchas ganas.

- Tomaaa, tomaaaputitaaaatomaaaaaa.

Mantengo un momento mi polla en su interior recreándome con la la opresión de sus músculos.

- Déjamela bien limpia putita, bien limpia.

Limpia mi polla con ternura y al terminar me mira a los ojos. Suelto sus manos.

- ¿Ya sabes lo que eres?

- Tu nena, tu juguete, me responde.

Izándola, sujeto sus nalgas a la vez que mi lengua busca la suya en un tierno beso. Nuestro sabor está presente en ese beso.

- vamos a comer.

Busco en mi maletín y desempaqueto un huevo vibrador que había comprado para la ocasión.

- Lávalo y póntelo.

Ella lo pasa por el grifo, lo chupa y con una felina mirada lo va introduciendo en su coñito. Una vez dentro, me mira y se ríe.

- Ponte la ropa que has traído y si quieres puedes ponerte una braga, el aparato tiende a volar con la humedad.

Salimos del hotel y fuimos caminando hasta la casa Nemesio, donde había reservado una mesa. cerca del restaurante enciendo el huevo. Mariel me mira con una sonrisa en la boca y se agarra de mi brazo.

- Eres un cabronazo, eso me gusta.

- Suelta un par de botones anda, que pareces una monja.

Entramos en el restaurante y nos colocan al fondo del local. En un costado hay otra pareja, él más joven que yo y ella de la misma edad más o menos que Mariel. Nos acomodamos y observó el canalillo perfecto de Mariel y como se marcan sus pezones en la blusa. Ya estoy empalmado otra vez.

- Cruza esas preciosas piernas y deja ver la pierna entera.

Al moverse gime y abre la boca. Aceleró el huevito. Al poco veo como Mariel se sujeta con fuerza al borde de la mesa, sus pezones están erectos y duros y sus abultados labios, me anuncian que se está corriendo. Me río mientras veo sus esfuerzos por no gritar. Bajo el nivel de la máquina.

El camarero llega con un impresionante rape y se queda parado ante los enhiestos pezones de Mariel. Esta le ...