Voluntariado. 1ª parte - Relatos Eróticos

Voluntariado. 1ª parte

... en el cual sólo parecía acomodarse la recién llegada.

A ojos de Virginia, esa estampida… es como si obedeciesen unas órdenes que no estaban escritas en ningún sitio. De todas formas, la chica hindú se paró un momento con ella para comentarle que podrían estar mañana un rato juntas.

-Oye, por favor, saluda a Aiko de mi parte y dile que me apetece conocerla,Le dijo Virginia.

La cara de la chica hindú volvió a cambiar como lo habían hecho todas las chicas durante la cena, cuando el nombre de la chica japonesa había aparecido en la conversación. Se puso sombría y no parecía querer contestar. Al poco rato, la chica hindú también abandonó la estancia común sin decir nada y Virginia se quedó sola. La mujer sirvienta del principio se acercó a decirle que podía ir un momento a su cuarto, que probablemente se sentiría cansada… Y era cierto, Virginia estaba cansada por el viaje, pero no sólo por ello. Después de la cena se sentía mucho más agotada mentalmente, no sabía si era por eljet lag o qué. Al entrar en la habitación se sentía extremadamente densa. Pensaba que también durante la cena se había sentido algo abotagada, pero lo achacaba a la pasividad del ambiente… Gradualmente, el cuerpo de Virginia se sentía ingrávido, la mente se le tornaba vacua. Virginia se sentó en la cama y acabó tumbada, el sueño era tan intenso, tan penetrante… Ella no quería dormirse todavía, quería deshacer la maleta y contemplar de nuevo el paisaje durante la ventana, acercarse a hablar con las chicas extranjeras… Los pensamientos de Virginia se evaporaron como el humo, el cuerpo se relajó, los ojos se entrecerraron y la bella francesa quedó tumbada sobre la cama, con los brazos a medio extender y cubierta con el precioso vestido negro escotado que se había puesto para la cena. Su respiración se volvió tranquila, su abdomen se hinchaba y se desinflaba lentamente. En cuestión de segundos, Virginia dormía profundamente…

La puerta de la habitación de Virginia se entreabrió lentamente y una figura se asomó, contemplando como la chica estaba tumbada en la cama, en total paz. Dio un par de pasos fuertes, pero la jovencita ni siquiera los escuchó, prueba de que el sueño no era ligero. La figura despareció de nuevo por el pasillo. Se trataba de la sirvienta que había recogido a Virginia y con la que más había hablado esa noche.

Se situó al pie de las escaleras que daban al comedor, esas escaleras que conducían a la morada de“bosi mkubwa”. Con decisión subió peldaño a peldaño la escalinata hasta que llegó a la parte superior y dio dos golpes bruscos a la puerta. Abrió suavemente la puerta y habló con quien se hallaba en su interior. No fueron más que un par de frases y ya estaba de nuevo bajando la escalera, como apresurándose a cumplir una orden… Un movimiento de pies se oía acercándose a la habitación donde Virginia descansaba. Varias criadas se habían acercado al pie de la cama y tomaron a la joven de los hombros y de las piernas. La levantaron y la llevaron en ...