Entregándome Al Pasado 5 - Relatos Eróticos

Entregándome Al Pasado 5

... su oficina, mientras yo fui con Samir a la suya. En el camino pude apreciar a más empleados que tenían ropas con los mismos colores que los dos chicos que estuvieron en la oficina en labores de "limpieza", por así decirlo.

Llegamos a la oficina de Samir. Era amplia, con un gran ventanal que ofrecía una linda vista de la ciudad, teniendo a ambos lados cortinas corredizas. Había en el centro del ventanal un escritorio grande, sobre el cual había papeles, un teléfono, y un monitor conectado a una laptop. En las esquinas de la oficina, había unas macetas con plantas, frente al escritorio un par de sillas de oficina y a un lado, un amplio sofá de 3 plazas que se veía bastante cómodo, así como en la pared frente al sofá estaba dispuesto un televisor de 65 pulgadas plano.

Samir se sentó detrás de su escritorio, en una silla que se veía bastante cómoda. -Ven. -Me ordenó. Yo obedecí, poniéndome a cuatro patas y gateando hacia él, que me esperaba con las piernas abiertas. Una vez entre sus piernas, sin esperar orden ni nada, comencé a desabrocharle el pantalón. -Buena chica...-Me dijo, dándome un par de palmadas en la cabeza. Una vez logré liberar su verga, me la llevé a la boca para comenzar una muy suave mamada.

-Bueno, te explicaré. -Comenzó a decir él. -Tu trabajo será sencillo. Serás mi asistonta. Te encargarás de tomar mis llamadas, de llevar mi agenda, buscar algún que otro papel o insumo que necesite, ese tipo de tonterías. ¿Entiendes?

-Mmmjummm -Dije sin dejar de mamar.

-Sácate el güebo de la boca para responderme, idiota. -Me dijo.

-Si señor, entendido. -Dije, para metérmelo otra vez en la boca y seguir mamando. A pesar de haberse corrido hacía pocos minutos, ya lo tenía erecto de nuevo. Sabía delicioso, y estaba palpitante.

-Bien. -Prosiguió.-Tendrás un escritorio en la entrada de la oficina. Recibirás a todos los que vengan a verme, espero que los atiendas bien, les ofrezcas y sirvas café u otro refrigerio.

-Entendido señor. -Dije, para seguir mamando.

-¿Tienes alguna pregunta?

-No señor. Ninguna.

-¿Ni siquiera cual será tu sueldo?

-No señor, confío en que me pagará lo que usted le parezca conveniente. -Dije. La verdad así pensaba. Por alguna razón sentía que ya era suficiente paga el estar cerca de él sirviéndole.

-Perfecto. Tu paga será salario mínimo, como te dije hace unos días. -Me dijo.-Sin embargo, tienes tus labores de perra para conmigo, tu Amo. Esas labores se compenetrarán con tus labores de asistonta. Es decir, que si quiero que me mames el güebo, que me beses los pies, o tenerte para desahogar mi estrés, lo harás también.

-Si Amo. Siempre a sus pies. -Le dije, sumisa.

-Ya notaste que aquí hay varias personas que tienen sexo conmigo. Ya conociste a Gloria, a Raquel y a Marcos. Pero hay más por ahí. Si me da la gana de compartirte con cualquiera de ellos, usted calladita abrirá sus piernas.

-Si papi, todo lo que tú quieras lo haré. Hasta te daré las gracias por satisfacerte. -Dije, ya ...