Entregándome Al Pasado 5 - Relatos Eróticos

Entregándome Al Pasado 5

... que Clarissa lo había hecho y que también entraría a trabajar en la empresa en un cargo similar.

En otras épocas, le habría dicho que no. Pero luego de todo ese tiempo poniéndole los cuernos a mi esposo con él, me hice adicta a su verga, a su masculinidad. Y más aún luego de esa semana que pasé en su apartamento. Y no era por esa amenaza de no verlo más que lo pensaba. Lo hacía por el mero hecho de que me sentía suya, y que en cierta forma le debía obediencia. Eso le daba la razón a él en lo que ya mencioné anteriormente: parecía cualquiera otra de las putas que me había mencionado, que hacían lo que él quería. La pregunta era si realmente yo estaba al mismo nivel de ellas, o más bajo.

Y ahí estaba yo, ya sin empleo, saliendo del edificio de mi ahora ex-trabajo. Me tomé casi toda la semana para dejar mis funciones lo más resueltas posible, así como para ir retirando mis efectos personales de la oficina paulatinamente, de manera que al irme no tuviera que cargar con nada y así no dejaría nada pendiente.

A Lorenzo le diría que fui despedida por unos errores cometidos y que le habrían costado una fortuna a la empresa. Era lo mejor que se me ocurría para ese momento, no podía decirle que renunciaba por que el hombre con el que llevaba teniendo sexo a sus espaldas desde hacía unos meses me lo había ordenado y yo le obedecía porque me excitaba. Supuse que sería más fácil decirle que me habían despedido.

Saqué mi teléfono celular y le escribí a Samir para decirle que ya estaba hecho, que había renunciado. Tenía la esperanza que me dijera para vernos en ese momento y que me cojiera, ya que tenía toda esa semana sin verlo, pero él solo me dijo que me fuera a mi casa y que él me hablaría luego. Así que eso hice, con un nudo en el estómago, parte incertidumbre, parte emoción, me fui a la estación de metro más cercana para ponerme rumbo a mi apartamento. Al llegar, Lorenzo ya estaba allí. Estaba en la sala sentado viendo la televisión. Tenía unos shorts puestos. Su torso estaba desnudo.

-Hola amor. -Me dijo.

-Hola...-Le respondí en tono distante.

-¿Que sucede? ¿Por qué esa cara? -Me preguntó. Me vi en un espejo que tenemos en una de las paredes de la sala. Me sorprendí al notar la expresión de mi rostro, la cual era triste, apesumbrada. Sin embargo sabía que no era por lo del trabajo. Mucho menos por el hecho de que le mentiría a mi marido, ya que eso se había convertido en un deporte para mí a estas alturas, uno en el que me había vuelto muy buena. No, realmente tenía esa cara porque tenía una semana sin ver a Samir, una semana sin tenerlo dentro de mí, y lo extrañaba horrores. Se me hacía increíble todo lo que estaba sintiendo por el hombre que me puso los cuernos con mi propia hermana años atrás, cuando fuimos novios.

-Me despidieron. -Le dije a mi esposo.

-¡¿Que?! ¡¿Y por qué?! -Me preguntó con sorpresa.

-Cometí unos errores en los últimos estudios de mercado, lo que le costó un montón de dinero a la empresa. -Le ...