Entregándome Al Pasado 5 - Relatos Eróticos

Entregándome Al Pasado 5

... dije.

-Pero...¿Cómo así? ¡Si tú eres excelente en tu trabajo!

-De verdad no quiero entrar en detalles Lorenzo. Estoy...decepcionada, molesta conmigo misma ahorita.

-Amor...no te pongas así...mira, todo va a estar bien, seguro encontrarás otro empleo...y tranquila que yo puedo cubrir los gastos. -Me dijo, intentando consolarme

-No lo sé, no lo sé. Sabes que me gusta ser una mujer independiente en lo económico. -Le dije, siguiendo mi propio juego.

-Si amor, eso lo sabemos...ven, tengo una idea para animarte. -Me dijo. Me tomó tiernamente de la mano y me llevó a nuestro cuarto.

Me tumbó suavemente sobre la cama, cayendo yo boca arriba. Me quitó las sandalias con ternura y las arrojó a un lado. -Te tengo una sorpresa -Me dijo. Yo lo vi extrañada. Comenzó a masajearme los pies con suavidad, aunque ejerciendo presión en los puntos claves de la planta, el talón, los dedos, el puente...yo me comencé a excitar rápidamente. Él llevó mi pie derecho a su boca, para besar la planta, morderla con suavidad, y luego chupar cada uno de mis dedos. La sensación me gustaba, me sentía adorada, poderosa. Me imaginé que Carla y Samir habían sentido lo mismo cuando me tuvieron el domingo por la noche y la mañana del lunes besándoles los pies, en un claro gesto de sumisión. Me pregunté si Lorenzo lo hacía con la misma intención de declararse mi sumiso, mi esclavo, mi perro.

Y fue bajo esa premisa que se me vino a la mente la imagen muy morbosa de mí, a cuatro patas, con un collar de perra puesto, abrochado a una cadena sostenida por mi amante, Samir, entre cuyas piernas me encontraba mientras le mamaba las bolas sudadas y peludas. Y detrás de mí, adorando mis pies, a cuatro patas también, Lorenzo, mi esposo, con un collar de perro al cual también estaba abrochada una cadena, sostenida igualmente por Samir. Me excité de más imaginándome eso. Me desabroché la blusa para luego liberar mis tetas por encima del sostén de encaje azul celeste que llevaba puesto, y comencé a acariciar mis pezones. Cerré los ojos y seguí con esa imagen en mi mente, a la cual incorporé a una desnuda Carla, quien se sentaba a los lomos de mi marido y tomaba su cabeza por el cabello para alzarla y llevarla a mi culo, haciendo que él lo lubricara para Samir, quien me usaría luego de unos minutos. Pellizqué mis pezones con cierta fuerza, arrancándome un gemido suave pero sensual.

De vuelta a la realidad, Lorenzo comenzó a subir lentamente dándome besos suaves acompañados por unos también suaves mordiscos por mi pierna derecha, mientras yo instintivamente la separaba de mi pierna izquierda para dejarle vía libre a mi cuquita que ya a esas alturas estaba húmeda, aunque ya no tanto por lo que mi esposo me hacía, sino más que todo por la imagen mental que tenía de Samir y Carla sometiéndonos a sus deseos sexuales. Lorenzo tomó mi falda y bajó el cierre ubicado del lado izquierdo de esta, para así quitarme la prenda con mayor facilidad, yendo con ella mi tanga azul celeste a juego ...