Se descubre una nueva ilusión 11 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 11

... el cajón de la habitación del ordenador, mi Amo. –respondió la esclava Ariadna, de forma automática. –¡Muy bien, esclava! –dijo Roberto. –Quédate en la posición de la esclava, perra. –ordenó Roberto. Las se puso abriéndose de piernas con las manos detrás de la cabeza y su mirada al suelo, observando como los pies de su Amo, desaparecían de su campo de visión.

Roberto, en unos minutos, volvió con un collar, con la plaquita escrita con el nombre de esclava Ariadna, las anillas vaginales, anillas de los pezones con las cadenitas para engancharlas, pulseras, brazaletes, los anillos y los vibradores. Roberto le puso las pulseras y los brazaletes junto con los anillos en los dedos de sus pies, para proseguir poniéndole las anillas en los pezones, pegando un gemido de dolor, pero soportándolo. Después, le puso las anillas vaginales enganchando las cadenas de los pezones junto con el collar en su cuello, para finalmente ponerle la correa al cuello. –Creo que ya estás, esclava. –dijo Roberto. –¡Mírate en el espejo, esclava! –ordenó Roberto. –Si, mi Amo Roberto. –respondió la esclava Ariadna. Ella se miraba en el espejo, admirándose con todo lo que le había puesto su Amo Roberto, admirándose. –Eres una esclava bellísima, Ariadna. –dijo Su Amo Roberto. –¡Qué bella eres, esclava! –dijo su Amo. –Sólo te falta ponerte la inyección de pigmentación del cambio del color de la piel, esclava. –dijo Roberto. –Pero eso es decisión tuya, esclava. –dijo Roberto. –¡Ponte de rodillas con el culo en pompa, esclava! –ordenó su Amo. –Si mi Amo Roberto. –respondió ella, empezándolo a sentir de verdad. –Contempla como te folla tu Amo, mirándote en el espejo como la puta sumisa que eres Ariadna. –dijo Roberto. –Dilo en alto, abiertamente lo que eres. –ordenó su Amo, mientras le metía su polla por su coño, pegando un grito de dolor y de placer, follándola con una velocidad cada vez mayor, gimiendo. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava.

La esclava Ariadna, se contemplaba, mirándose en el espejo, gimiendo de placer y de gusto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava.

–Soy una esclava y una puta sumisa, una zorra, guarra y cerda, soy esclava de mi Amo Roberto, le pertenezco y soy de su propiedad, para servirle y obedecerle mi Amo y mi dueño Roberto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. Muchas gracias mi Amo Roberto por someterme como su esclava y perra blanca mi Amo Roberto.

–Soy una esclava y una puta sumisa, una zorra, guarra y cerda, soy esclava de mi Amo Roberto, le pertenezco y soy de su propiedad, para servirle y obedecerle mi Amo y mi dueño Roberto, –¡Aaah, ...