1. Mi odiosa hermanastra II (3)


    Fecha: 15/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... pileta.
    
    —Sí, es lo que imaginé —dijo Aurora—. Y mucho gusto. Perdón por no haber estado en el día que viniste con tu papá. Tuve algunos percances estos días.
    
    Me percaté, de pronto, de que se encontraba terriblemente triste. Estaba claro que no era de mi incumbencia. Pero me dio pena verla así.
    
    —¿Estás bien? —le pregunté—. ¿Necesitás algo?
    
    —No, no estoy bien —dijo. Me sorprendió su sinceridad. Normalmente las personas responden a esa pregunta diciendo que están bien, independientemente de cómo se sientan realmente. Es cierto que de todas formas era difícil ocultar su malestar, pero igual me impresionó su respuesta—. Pero ahora lo único que necesito es escuchar música y dormir. Gracias por preguntar. Sos muy dulce.
    
    Me dio un beso en la mejilla. Su última frase me recordó a Amalia. Era algo que me decía de vez en cuando. “Sos muy dulce”. ¿Sería que por fin había encontrado otra persona con la que podía llevarme bien? Si era así, la convivencia podía ser tolerable. Samara seguiría siendo una idiota. Con Abril parecía factible limar asperezas, y ahora con Aurora de mi lado…
    
    Me estaba adelantando. La mayor de mis hermanastras se metió en la casa. Mi mala costumbre hizo que mi vista fuera dirigida a su trasero. Un hermoso trasero, ciertamente. Como era de esperar, menos contundente que el de Samara, pero igual era muy pulposo y bien paradito. Me encantaba.
    
    —¿Entrás? —dijo.
    
    —En un ratito —respondí.
    
    Agarré un toallón que había dejado en una reposera, me sequé y luego me metí en la casa. Era casi medianoche. Cada uno parecía estar en su cuarto. En la planta baja oí gemidos. Debían ser muy intensos para que llegaran a mis oídos. Qué suerte tiene papá de cogerse a ese caramelito, pensé para mí, con una sana envidia. Recordé el roce de su orto en mi nariz. Mi madrastra era dolorosamente hermosa, y ahora que había descubierto que Aurora también se había transformado en una bomba sexual, me daba cuenta de la suerte inusual que tenía al vivir con ellas. Imaginé cómo sería una tarde de pileta con las cuatro juntas. Sería un festival de culos y tetas. Sería imposible que no se me parara la pija con esas hermosas mujeres nadando a mi alrededor.
    
    Cuando pasé por el dormitorio de Samara me tentó la idea de vengarme de alguna manera de ella. Pero seguro que se pondría a gritar y yo quedaría expuesto, además, no se me ocurría una buena venganza en ese momento. Ya le llegaría su hora. Por lo pronto, la corta charla con Aurora me puso de buen humor.
    
    Me metí en el baño. Mientras me daba una ducha, oí que alguien entraba en el dormitorio. Obviamente se trataba de Abril.
    
    Cuando salí, me la encontré leyendo un libro que se me antojó extraño. Tenía palabras en una lengua extranjera, con caracteres extraños en color blanco sobre una cubierta negra. Había en la habitación otros tantos libros llamativos, con palabras como ocultismo y Wicca en sus títulos, además de tener símbolos extraños.
    
    —Hola —me saludó.
    
    —Hola —dije—. Volviste.
    
    Me ...
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