1. Mi odiosa hermanastra II (3)


    Fecha: 15/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... la puerta trasera que daba al patio se abrió. ¡No podía tener tanta mala suerte!
    
    Una mujer apareció en el umbral de la puerta, mirándome con el ceño fruncido, estupefacta. Lo único bueno de eso era que su sorpresa parecía ser tanta, que ni siquiera le permitió largar un grito.
    
    Yo también me llevé una sorpresa, porque no conocía a la chica que ahora estaba a unos metros de mí. Aunque, se parecía mucho a…
    
    —Aurora —dije, señalando el traje de baño que estaba muy cerca de ella—. Perdoná, es que Samara. Yo… emmm… Soy Carlos —balbuceé.
    
    El gesto de la mayor de mis hermanastras (tenía veinte años) se suavizó. Aunque igual aún parecía desencajada. Me percaté de que no podía evitar largar miradas furtivas a mi miembro. Por suerte, había vuelto a su tamaño normal.
    
    —Samara… —dijo ella. Estaba levemente sonrojada. Apartó la mirada. Me di cuenta de que no había atinado a cubrirme. Así que puse mis manos cruzadas frente a mi verga—. Bueno, esa palabra explica muchas cosas —dijo Después—. Incluso puede explicar el hecho de que mi nuevo hermanastro aparezca en pelotas en el patio de mi casa. Supongo.
    
    —Permiso. Voy a agarrar el… —balbuceé, acercándome a ella.
    
    —Ah, sí, sí. Perdoná. Yo te lo paso —dijo ella.
    
    Se inclinó justo en el mismo momento en el que yo lo hice. Nuestras manos se rozaron Ella la apartó inmediatamente, como si temiera contagiarse alguna enfermedad transmitida por la piel. Pero, aunque su gesto fue muy brusco, no lo sentí como una ofensa, más bien parecía asustada por el hecho de que un hombre desnudo la tocara. De repente me dio la impresión de que, esa chica que me llevaba dos años, era en realidad una niña. Qué raro.
    
    —Ponételo rápido —dijo, apartando la mirada nuevamente.
    
    Recordaba a Aurora como a una chica obesa y algo soberbia, aunque nunca terminé de comprender por qué motivo le atribuía esa cualidad. La verdad es que tanto ella como Abril eran prácticamente desconocidas para mí. Apenas habíamos interactuado.
    
    Siempre había tenido el rostro muy bello. Pero ahora estaba casi delgada. Su cuerpo era armónico, al menos si se lo comparaba con el de Amalia o el de Samara, lo era. Tenía sus curvas llamativas. Curvas que habían aparecido cuando el exceso de grasa fue eliminado. Me sorprendió lo cimbreante que era su cuerpo. Tenía unos hermosos ojos azules. Supuse que había salido a su padre, porque era muy diferente a Amalia, salvo esos ojos justamente (lo mismo pasaba con Abril, aunque entre ella y Aurora también había diferencias notables). Tenía una cara preciosa. Sus labios parecían estar partidos por una sensual marca en el medio. Su barbilla estaba levemente hundida, como si fuera una extensión de esa marca en los labios, dándole un toque distinguido y sensual. Loa pómulos eran prominentes. Me hizo acordar a la actriz Robin Tunney.
    
    —Sí —dije, tratando de evitar seguir mirándola con fascinación, retomando la conversación en el punto en el que estábamos hablando de Samara—. Me hizo una broma en la ...
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