1. Los 7 pecados capitales: 6. Envidia


    Fecha: 14/08/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... la suya.
    
    Apretó los puños con rabia al escuchar los gemidos de la madre que gozaba al macho tanto como lo había gozado a él. Adivinaba la verga entrando y saliendo de la concha caliente. Detestó escuchar los rugidos del hombre que acababa en la hembra sin recato alguno. ¿Acaso quería que él lo escuchara?, ¿es eso lo que pretendía?
    
    Al rato después todo quedó en silencio.
    
    “¿La tendrá abrazada?” —pensó, recordándose a sí mismo en los instantes post orgásmicos en que rodeaba a su madre con sus brazos y besaba su cuello y mordía sus orejas mientras sostenía sus tetas en sus manos.
    
    Su madre. La hembra que le había quitado el virgo. Su mujer. Sus manos recorrieron sus piernas suaves como cada noche y alcanzó la vulva, esa parte deliciosa que Susana le ofrecía cada noche. Decididamente metió un dedo en la gruta jugosa y lo hundió entero en sus carnes. Su madre se estremeció. Luego metió dos dedos que abrió en tijeras, ensanchando la concha ansiosa por recibir su pichula. Chupó su pezón izquierdo y lo mordió suavemente. Susana suspiró presionando la cabeza de su hijo con su mano en su nuca. Lo siguiente que supo fue que su verga taladraba la concha de su mamá con fuerza desmedida, haciendo rechinar la cama matrimonial mientras sus bolas chocaban al unísono con el culo provocando el característico sonido de una cogida bestial.
    
    El ruido de los amantes se hizo casi ensordecedor, la cama, los gemidos de agonía, de placer, de éxtasis traspasaban las paredes y de pronto Edu despertó.
    
    ¿Qué hora era?, ¿cuánto había dormido? La luz que entraba por la ventana le indicó que ya había amanecido.
    
    De pronto se dio cuenta que los sonidos que habían sido parte de su sueño provenían nuevamente del cuarto de sus padres y en un impulso saltó de la cama y salió al corredor.
    
    La puerta de la habitación de sus padres estaba entreabierta y la claridad de la mañana inundaba la habitación. Sabía que bastaría acercarse un poco y lograría ver lo que ocurría.
    
    No dudó mucho. Se acercó y logró ver el coito de sus progenitores. Su madre en posición de perrito en medio de la cama y su padre cogiéndola por detrás.
    
    Por primera vez, Edu vio realmente lo que significaba que un hombre de la talla de su papá cogiera a una hembra como su madre. Pudo observar el grueso tronco introduciéndose en la intimidad de su mujer y las bolas enormes balanceándose en un ritmo feroz. La espalda del macho, completamente desprovista de vellos excepto en la cintura en que se oscurecía con la vellosidad que se extendía por los glúteos perdiéndose entre las nalgas que se mostraban separadas mostrando el canal tapizado de pelos y sudor.
    
    Pudo darse cuenta de que las embestidas del macho no solo eran bienvenidas por la hembra, sino que esta cooperaba moviendo sus caderas logrando así que la penetración fuera aún más profunda. Sus tetas se balanceaban casi tocando las sábanas y cada gemido era una daga que laceraba su pecho.
    
    Edu sintió lástima de sí mismo. Aunque sabía que entre sus ...
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