1. Los 7 pecados capitales: 6. Envidia


    Fecha: 14/08/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... fuertes en la cárcel, pero ya cumplí. Ahora quiero otra cosa. Tu madre y yo estamos pensando en irnos a vivir a otro lugar. Si seguimos aquí, lo que me pasó se repetirá una y otra vez y tú también estarás en riesgo, no quiero que sigas viviendo aquí.
    
    Edu no sabía qué decir, solo escuchaba en silencio.
    
    —Quiero que entiendas. En la cárcel he visto de todo. He pisado maricones, he conocido violadores, asesinos y gente que ha hecho cosas muy malas. No me voy a escandalizar porque te hayas pisado a tu propia madre. Hasta podría… No sé. Fue una imagen fuerte, pero también fue muy caliente verte culeándola. Es rica la hembra, ¿no?
    
    Edu no daba crédito a lo que escuchaba. Un torbellino de emociones lo tenían aturdido. Si solo pudiera volver atrás en el tiempo a los días felices en que él y su madre vivían el uno para el otro.
    
    —No te puedes pasar toda la vida sin hablarme, Edu. Quiero hacer algo bueno por ti, ¿entiendes? No te pido que me quieras, te pido que me des una oportunidad de demostrarte que he cambiado. Vas a tener que buscarte una hembra, eso sí. A tu mamá me la culeo yo.
    
    Esas últimas palabras fueron como dagas para el muchacho. Un escalofrío lo recorrió. Levantó su vista y miró a su padre y luego, como el niño que era, al fin y al cabo, se derrumbó y echó a llorar. Su padre lo abrazó y lo atrajo hacia su cuerpo y allí, en la soledad de un parque, padre e hijo por primera vez, compartieron un momento de vulnerabilidad, de comprensión. Eduardo besó la frente de Edu y este recordó cómo él había hecho lo mismo con su madre aquella noche en que ella se sentía abrumada.
    
    —Papá… —balbuceó el muchacho y el hombre, sin decir palabras, lo aferró aún más entre sus fuertes brazos. Ya estaba todo dicho.
    
    Epílogo
    
    Cuatro meses después, Eduardo, con la puerta de su hijo entreabierta, observaba con una mezcla de orgullo y calentura, cómo su hijo se culeaba a una jovencita, una chica de 14 años, delgada, de tetitas pequeñas, pero promisorias. La verga de Edu entraba y salía de la cuevita pelada de la niña. Sabía que su padre estaba mirando; él mismo le había dejado la puerta abierta.
    
    Eduardo sabía que Susana lo estaba esperando, pero esta vez la culearía pensando en los chicos. “¿Dejaría su hijo que probara a su novia?” —la idea cruzó por su mente. Luego se dirigió a su cuarto y le hizo el amor a su mujer. Cuando eyaculó, se aferró a sus tetas y musitó:
    
    —mamita… mamita… qué rico.
    
    Susana sintió su cuerpo estremecerse y un sopor la invadió mientras el pico palpitaba en lo más profundo de su concha.
    
    —Edu… hijo… mi amor… —alcanzó a balbucear antes de poner los ojos en blanco y sumirse en los estertores del placer.
    
    FIN
    
    Torux
    
    Los 7 pecados capitales: 2. Gula
    
    Los 7 pecados capitales: 5. Ira
    
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