1. Besos de madre


    Fecha: 12/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Fantasma Verde, Fuente: CuentoRelatos

    ... Tanto, que apenas entró en la casa se desplomó en el suelo.
    
    - Hay que acostarlo en el sillón.- Le dijo Manuel a su madre mientras trataba de levantarlo de las axilas. Graciela vaciló un poco y lo tomó de los pies.
    
    - No. Que duerma en tu cuarto, mejor. Si se acuesta en el sillón lo va a ensuciar y la sala es nueva. Hay que dejarlo en tu cama y tu duermes conmigo. Manuel se quedó sorprendido ante aquella declaración y sin chistar lo llevaron a su cuarto.
    
    Lo acomodaron en la cama procurando que la cabeza diera al suelo por si era necesario y su madre lo cubrió con una sábana. «Eso debe bastar», le dijo al salir de la habitación. Manuel continuaba sorprendido y estaba emocionado porque pasaría la noche con su madre. Aquello no era casualidad y estaba seguro que pasaría algo. Se lavó los dientes y tomó un par de almohadas antes de subir.
    
    Manuel entró tímidamente al cuarto de su madre, que estaba de espaldas recogiéndose el cabello junto a la cama. Notó de inmediato que ya no llevaba el pantalón del pijama, solamente la bata guinda que usaba por las noches. Sus piernas eran más largas de lo que parecían y por primera vez las pudo ver más allá de los muslos. Se acercó a ella pero no se atrevió a tocarla ni a decir nada. En la habitación aún persistía el aroma del champo y de las diversas cremas que usaba para el cuerpo.
    
    Graciela apagó la luz y la habitación se quedó casi a oscuras. Únicamente la luz que travesaba la cortina dejaba ver su silueta. Su madre le puso ambas manos sobre el pecho y lo besó tiernamente, esta vez, sin prisa ni remordimiento. Ambos habían estado esperando aquel beso que sabían que sería en esas circunstancias. Manuel, envalentonado por la oscuridad, deshizo el nudo de la bata y se la abrió lentamente. Recorrió su vientre desnudo con sus dedos hasta llegar a sus pechos, aún dentro del sujetador. La piel de Graciela se erizó y nuevamente aquel escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Sus pechos eran más suaves y cálidos de lo que esperaba, pero también más pesados: los acarició en círculos muy despacio sin dejar de besarla. Graciela sintió la erección de su hijo en su entrepierna humedecida y empezó a frotarse contra él. Le ayudó a quitarse la camiseta y se recostaron en la cama sin dejar de besarse, quedando ella debajo de él. Recorría su espalda rozándola con las uñas mientras su hijo besaba y lamía su cuello. Pronto sus labios fueron bajando y se entretuvieron en sus pechos, que mordía por encima del sujetador. Graciela gemía despacio cada vez que los dientes aprisionaban sus pezones que estaban duros como roca. Alternaba con ambas manos, apretándolos y acariciándolos con fuerza.
    
    Fue bajando aún más por su vientre haciendo círculos con la lengua hasta llegar al borde de su ropa interior. Se detuvo un momento para disfrutar el aroma que emanaba de su entrepierna y besó el interior de sus muslos. La respiración de su madre estaba fuera de control y sujetando su cabeza le indicó lo que quería. Manuel le quitó ...
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