1. Besos de madre


    Fecha: 12/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Fantasma Verde, Fuente: CuentoRelatos

    ... aprovechado la casa sola para limpiar y acomodar. Ni bien empezó la película cuando se quedaron dormidos. Graciela se despertó por una estruendosa explosión en la pantalla y miró a su hijo dormir recargado junto a ella. Sus ojos fueron de sus labios hasta su cintura y se detuvo en el bulto entre sus piernas. Lo miró de rojo y se imaginó su tamaño y su forma, aunque estaba segura que la tenía más grande que su padre.
    
    Verlo ahí le recordó cuando se dormía mientras le daba pecho y como lo tenía que mecer para que no despertara; aquello la conmovió y le dio un suave beso en la mejilla. Manuel despertó inmediatamente y volteó a ver a su madre, que lo miraba con expresión serena a un palmo de su cara y se besaron. Graciela lo abrazó y su hijo la trajo hacía él sin despegar su boca de la de ella, y cuando rozaron brevemente la punta de sus lenguas, su madre humedeció su ropa interior.
    
    Ya no era solo un beso inofensivo, sino que ahora lo hacían con fuerza, jugando hábilmente con sus bocas; su respiración agitada delataba su deseo. Graciela se recostó sobre el sillón quedando su hijo sobre ella, sujetándola firmemente de la cintura. No habían despegado sus labios para nada y justo cuando Manuel intentó desabotonar la blusa de su madre, la voz de su padre retumbó desde el pasillo de la entrada. Graciela lo apartó inmediatamente casi con un golpe y se cubrió con la frazada. Manuel apenas alcanzó a taparse la erección con uno de los cojines cuando su padre entró en la sala. Les pidió que lo ayudaran a bajar los víveres de la semana casi escupiendo las palabras y se fue a la cocina; su madre sonrojada lo volteó a ver tapándose la boca, con una expresión de pánico en el rostro. Manuel solo se rio entre dientes y salió a la cochera por las bolsas.
    
    Por la noche, Graciela los dejó en la sala y se encerró en su cuarto con el pretexto de una jaqueca. Tocó sus labios ligeramente y cerró los ojos; le gustó lo que estaba sintiendo y se sentía culpable por ello. Había besado a su hijo como si fuera su esposo y ahora el recuerdo le había hecho recorrer una extraña y nueva sensación por todo el cuerpo. Corrió la cortina y se sentó sobre la cama. La suavidad de las sábanas en sus manos la excitó y nuevamente su ropa interior se humedeció. No se atrevía a tocarse, aunque deseaba hacerlo; estaba caliente y era gracias a su hijo.
    
    3.
    
    Pasaron varios días desde aquel fugaz encuentro y ninguno de los dos podía apartar ese momento de su mente. La tensión sexual que había entre ellos era casi tangible y aunque no hablaban de lo que sucedía ambos estaban a la expectativa del próximo encuentro. No hacían nada para propiciarlo, pero tampoco se detendrían si llegaba a suceder. La relación madre-hijo que llevaban había cambiado totalmente desde el primer beso y ahora era casi una declaración: sentían deseo el uno por el otro.
    
    Eran casi las 3 de la mañana cuando ambos escucharon la puerta de enfrente cerrarse de golpe. Mario había regresado y venía completamente ebrio. ...
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