1. Jugando al strip-poker con cuatro sumisos


    Fecha: 02/08/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... Luchaba por respirar. Luchaba por no vomitar. Sentía la arcada subir desde mi estómago, y entonces me relajé, levanté mi mano derecha y comencé a contar con los dedos.
    
    Al llegar a cinco, sacaste el dildo de mi boca y, mirándome empezaste a pegarme. Consecutivamente. Primero en el lado derecho, y luego en el izquierdo. Cada vez más fuerte. Con la mano abierta sentía que iba a caerme. Tienes una fuerza increíble cuando estás excitada. Te daba las gracias y te miraba con fuego en los ojos. En un momento dado, me dijiste:
    
    “¿Cuántas llevo, bonita? Las has contado, ¿verdad?”.
    
    Agaché la mirada furioso, y te dije que no las había contado. Reíste y comenzaste de nuevo. Tus bofetadas llegaban, pero ya no eran consecutivas, con lo que tuve que prestar mucha atención. Pasados unos minutos, me preguntaste otra vez si había contado bien. Contesté que sí, que me habías pegado 56 veces. Y tu mirada cambió.
    
    “Zorra estúpida. No sabes ni contar. Luego arreglaremos cuentas. Ahora ponte a cuatro. Voy a destrozarte el culo”.
    
    Lo que empezó siendo un “juego” de excitación, se estaba convirtiendo en un callejón sin salida. Me di la vuelta, coloqué la cabeza sobre mis manos y levanté el culo como me pides que haga cuando me follas tu o me follan tus nadies. Sentí el arnés entrar en mí sin miramientos. La primera embestida me hizo gritar de dolor. No esperaba que me follaras así. Te diste cuenta, exclamando:
    
    “La próxima vez, aprenderás a lubricar bien cada polla que te comas, zorra”.
    
    Y me follaste. Me follaste duro. Fuerte. Rápido. Profundo. Y pude sentir perfectamente tu excitación en cada una de tus embestidas. En cada uno de tus orgasmos mientras me sodomizabas insultándome, pegándome, hasta que con la respiración agitada, saliste de mí y agarrándome del pelo, me llevaste hasta el salón. Te tumbaste en la alfombra y no dijiste nada. Yo comencé a lamer todo tu cuerpo, limpiando con mi lengua tus propios fluidos, mientras sentía mi culo arder.
    
    Cuando estuviste lista te levantaste y me dijiste con otra voz:
    
    “Ven, mi amor. Quiero besarte”.
    
    Nos besamos, y el mundo dejó de girar. El tiempo se paró y los dos subimos al cielo. Al cielo de nuestro amor. De mi entrega, de tu dominación sobre mi cuerpo y mi mente. Nos estuvimos besando tranquilos, pausados… recuperando la respiración, hasta que dijiste:
    
    “Vamos, cariño. A la habitación. Quiero que me prepares un baño. Te has ganado poder enjabonarme, lavarme el pelo, echarme las cremas y que nos acostamos juntos y abrazados. Mañana tenemos una larga noche con la partida de poker y alguna cosita más. Tenemos que dormir”.
    
    Por la mañana nos despertamos tarde. Bueno, en honor a la verdad, yo me desperté a las 8.30, pero por la noche me dijiste que no se me ocurriera salir de la cama hasta que tu te despertaras, así que estaba cacharreando con el teléfono mientras tú estabas pegada a mi como un koala, y profundamente dormida.
    
    Sobre las 11.30 empezaste a moverte bastante, e interpreté que había ...
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