1. Ven, vamos a los aseos.


    Fecha: 26/07/2024, Categorías: Gays Autor: Danisampedro91, Fuente: SexoSinTabues30

    No recuerdo muy bien a donde había ido aquel día, lo que sí recuerdo es que andaba muy caliente, tenía ganas de verga, tenía ganas de que me encularan bien enculado. Recuerdo que iba caminando para la plaza de Pontevedra, iba a ir a los aseos públicos que allí había, eran los que más me gustaban y a los que más solía acudir. Era ya noche, aunque todavía había alguna gente por la calle, serían alrededor de las 10 u 11 de la noche. Al llegar al semáforo, esperé a que se pusiera verde para poder cruzar, cuando veo que por la calle que iba a cruzar y por la misma acera en que me encontraba yo esperando a que el semáforo se pusiera verde, venía un hombre, tendría unos 40 años o alguno más, que, al mirar para él, vi que me miraba fijamente, me miraba con descaro y cómo si fuera a decirme algo. Se cruzó conmigo, pero seguía recto. Justo en ese momento, el semáforo se puso en verde, cruzando yo la calle en dirección a la plaza de Pontevedra, ahí él al verme cruzar hacia la plaza de Pontevedra, cruzó fuera del paso de peatones, viniendo detrás de mí.
    
    Yo al ver la maniobra que había hecho aquel fulano, me puse algo nervioso, iba con la intención de bajar a los aseos públicos, pero al ver que él también venía, me hice el remolón y fui hacia un resguardado que había en la plaza, el cual tenía un pequeño tejado de uralita transparente, donde podías resguardarte si llovía, allí encendí un cigarrillo, dejando que aquel hombre pasara. Pero él al ver que yo me quedaba allí fumando, vino hacia allí. Seguía mirándome fijamente, cosa que me hizo apartar la mirada de él.
    
    Nada más llegar a donde yo estaba, me preguntó si yo era de un pueblecito pegado a La Coruña.
    
    ¿Oye, tú no eres de Santa Cruz? Me preguntaba acercándose a mí.
    
    No, le contesté, viendo cómo me miraba fijamente, poniéndose a mi lado.
    
    Es que te me haces conocido, me decía él sin dejar de mirarme de aquella manera.
    
    Pues no, no soy de Santa Cruz, soy de aquí de La Coruña y yo no te conozco, le respondía, poniéndome algo nervioso.
    
    Pues… bufff, tu cara se me hace conocida, me decía sin quitarme los ojos de encima, cosa que me estaba poniendo nervioso.
    
    ¿Tienes un cigarro que me puedas dar? Me pidió sin apartarse ni dejar de mirar fijamente.
    
    Sí, le contesté esperando que se fuese una vez se lo hubiera dado. Saqué el paquete dándole el cigarro que me pedía, pidiéndome a la vez que le diese fuego, pues él no tenía nada, que estaba en la cárcel, que le habían dejado salir de fin de semana, que estaba en un piso de acogida y no tenía nada.
    
    Cuando le estaba dando fuego con el mechero, él cogiendo mis manos para que la llama no se apagase, una vez encendido el cigarrillo, agarró mi mano dejando que guardase con la otra el mechero, llevando mi mano a su entrepierna.
    
    Mira como estoy, me decía restregando mi mano contra su entrepierna. Llevo un montón de días sin hacer nada, tengo los huevos que revientan de lo cargados que los tengo.
    
    Dios, aquello me cogió por sorpresa, quise apartar ...
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