1. Cosas del embarazo


    Fecha: 24/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: LilithDuran, Fuente: TodoRelatos

    ... Puedes quitarte la sudadera, tengo puesta la calefacción.
    
    El chico esperó un par de segundos, contemplando a la mujer con el cuello girado y varios mechones que le impedían la visión completa. La mano de Eva subía por el agradable tacto de la bata, rozando con sus blancas uñas una piel que parecía hecha de terciopelo.
    
    —Bien.
    
    La timidez le embargaba y Jon solo lo hizo porque su vecina se lo comentó, no tenía calor, aunque seguramente, con unas cuantas miradas más, le empezaría a subir de la entrepierna.
    
    —Voy a la cocina a preparar la comida. —la mano bajó mucho más, hasta donde debería estar la ranura de sus pechos. Gracias a las artes de seducción que tenía trabajadas junto a Pablo, no dejó ver nada al muchacho— ¿Cuánto vas a tardar?
    
    Sacó del interior un papel pulcramente doblado que estiró con ansia. Le lanzó un rápido vistazo mientras la mujer esperaba en la puerta con esa mano tan malévola, al tiempo que sus dedos se introducían entre ambos pechos hinchados.
    
    —Quince minutos, como mucho veinte. —Jon no volteó la cabeza para verla, sino que se puso a trabajar.
    
    —Eso… —lo murmuró, sacando un aire caliente de sus pulmones que parecía la chimenea de un tren a vapor— Está muy bien.
    
    Marchó a la cocina, preparando un poco de pasta para no perder mucho tiempo. Unos espaguetis con su “salsa especial” como le gustaba decir a Pablo y suficiente. Comería sola y si sobraba algo se lo dejaría a su marido, aunque primero… esperaba tomar el postre.
    
    Volvió al cuarto, escuchando como la madera rozaba suavemente contra el suelo y algún que otro tornillo o lo que fuera, daba par de golpecitos antes de ser atrapado. Allí estaba su chico, con las rodillas en el piso y una camiseta pegada que dejaba ver un cuerpo duro y bien formado.
    
    —¿Qué tal vas? —esta vez entró en la estancia, apoyando su trasero en una cómoda y dejando al aire la mitad de su muslo al cruzar las piernas.
    
    —Bien. —Jon miró la pierna, ni loco se la perdería— Me queda poner esta parte. —señaló uno de los lados que Eva veía similar al opuesto— Como se puede subir y bajar, he tardado un poco más.
    
    —No te preocupes, yo terminé y… te espero.
    
    En algo menos de cinco minutos, por la habitación no se escuchó ni una palabra, solo el eco de Jon enroscando tornillos y moviendo las piezas de madera. Acabó antes de lo previsto y la mujer le dedicó la misma sonrisa que no borró desde que pasó por la puerta de su casa. Se acercó a la cuna, esa que su pequeño usaría por un tiempo y deslizó su mano derecha por encima.
    
    —¡Eres un artista!
    
    La otra mano subió hasta el hombro del joven, un poco más alto que ella que con las zapatillas parecía algo más. El muchacho no dijo nada, únicamente sonrió como pudo dentro de su timidez y sintió como los dedos de Eva descendían por su camiseta hasta llegar al pecho.
    
    —El buen trabajo hay que agradecerlo… —el murmullo era del todo erótico y ambos los notaron. La mujer era consciente de que Jon no haría nada hasta que ella se lo dijera y ...
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