1. Cosas del embarazo


    Fecha: 24/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: LilithDuran, Fuente: TodoRelatos

    ... estaban cerrados y con la cara hacia el techo.
    
    —¡No me jodas! —dio un grito. El hombre se detuvo del susto— ¿De verdad ni me vas a mirar?
    
    —No es eso… —Eva se movió y el pene salió del interior de la mujer con una disminución bastante notable, se le estaba bajando. Pablo al vérselo no pudo decir nada más.
    
    —¡A la mierda, tío!
    
    Se dejó caer en la cama de forma pesada, mirando al techo mientras todavía podía sentir el calor del pene de su marido en el interior. Pero no estaba, volvía a estar vacía y lo primero que le salió fue llorar, las hormonas y la situación se lo pedían, no obstante, no lo haría.
    
    —Déjame sola. Vete al sofá, por favor. —estaba dolida y pese a que trató de mantenerlo oculto, se notó.
    
    El marido no dijo nada, quizá dándose cuenta por primera vez de que lo que le pedía su mujer no era un capricho, sino una necesidad. Podría haber pedido disculpas, un simple lo siento, sin embargo, no aportó nada. Cogió su almohada y se dirigió al sofá donde dormiría aquel gélido domingo.
    
    Eva pasó buena parte de la noche acurrucada con su ropa “sexy”, hasta que el orgullo emergió y no se quiso dormir sin su ración de placer. Por lo que con su marido en casa, sin que él la ayudase, cogió a su juguete favorito y acabó el trabajo.
    
    Se sintió bien, relajada, sin embargo, aquello no podía seguir así, si Pablo no hacía lo que tenía que hacer… ¿Qué podía hacer ella?
    
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    Prácticamente, no habló con su marido hasta el final del lunes, resignándose a aceptar sus palabras por el mero hecho de la convivencia, aunque sin parar de pensar “¡Cuando no tenga tripa vas a estar sin follar mucho tiempo, guapo!”. Se trataba de algo personal.
    
    El miércoles por la mañana, bajó para dar una vuelta, algo que hizo los dos días anteriores, pero esta vez con más recorrido, ya que tenía más gominolas que de costumbre y debía compensar con un poco más de esfuerzo.
    
    En medio del pueblo, con un bullicio importante de coches y de gente, se dio cuenta de que pasaba inadvertida para todo hombre. No para las señoras mayores, que la miraban con una mezcla de ternura y pena, como si se compadecieran de algo que Eva desconocía. Pero el caso de los machos humanos era curioso, ahora que estaba embarazada, nadie la miraba, ninguno se daba la vuelta cuando pasaba a su lado, nada.
    
    Nunca le habían gustado esos ojos de depredador sexual que algunos le lanzaban, sin embargo, aquello no era más que otro factor que le daba a entender que ya no era atractiva.
    
    —Todo por una tripa —comentó al volver a su casa abriendo la puerta del portal.
    
    Esperó pensativa delante del ascensor, meditando sobre cuánto tiempo la quedaba para que el pequeño, al que todavía ni habían puesto nombre, naciera.
    
    —Una, dos, tres… —no pudo terminar de contar. Ya que se hizo un paso atrás para dejar paso al que fuera en el ascensor.
    
    Del interior salió primera Raquel, la esposa de Fran, una mujer algo regordeta, pero con un tono agradable que siempre le dio la sensación de que no ...
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