1. Cosas del embarazo


    Fecha: 24/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: LilithDuran, Fuente: TodoRelatos

    ... y las uñas de un color rojo fuego, desaparecieron debajo de la falda, el color gris era muy parecido al que Pablo recordaba del videoclip. Este bajó la mirada, observando a su amada esposa, como sin dejar de mirarle a los ojos, levantaba la prenda que dejaba al aire unas nalgas sin nada que la cubriera.
    
    —¿Quieres que todo esto sea tuyo?
    
    Su marido asintió, deslizando sus manos nerviosas hasta un pantalón donde el bulto hizo sacar una sonrisa de satisfacción a la mujer. Unos meses atrás, no hubiera hecho falta semejante despliegue de erotismo, pero la situación era de emergencia y lo requería.
    
    Por fin vio el pene duro de su marido salir a la luz después de tanto tiempo. Cerró los ojos de gozo y cayó lentamente con sus manos en el edredón, colocándose a cuatro patas para recibir su premio.
    
    —¡Al fin…! —murmuró sin que Pablo la consiguiera escuchar, estaba demasiado centrado en coger su pene con una mano y bajarse los pantalones del todo.
    
    Sintió cinco dedos que la agarraban una nalga con dureza y la gustó, aunque mucho mejor fue cuando esa misma mano separó todavía más la falda y… notó una ardiente polla que se colocaba en la entrada de su vagina.
    
    —¡Hazlo, Pablo! ¡Por favor, métemela! —su voz cargada de erotismo y ansia era un mandato.
    
    —Me la has puesto tan grande como la de un caballo. —“¡más te gustaría!” pensó riéndose por dentro, pero el tamaño de su marido tampoco estaba mal.
    
    —Pues… ¡Vamos, semental! ¡Monta a tu yegua!
    
    Fue entonces que lo sintió. Los centímetros de su marido en su interior, esa unión, sumado a los músculos tensos de la polla, la llenaron de felicidad. Eva abrió la boca sollozando, a la par que sonreía satisfecha con las primeras entradas. “¡Esto era lo que necesitaba! Y yo soñando con los vecinos, menuda salida. Lo que necesitaba era esa polla tan dura de mi maridito” se dijo sumida en un placer que echaba tanto de menos.
    
    —¿Cómo se te ha ocurrido hacer esto sin avisar? —la voz de Pablo estaba del todo alterada, se notaba la distorsión del erotismo en su garganta.
    
    —Para darle un regalo a mi amado esposo. —sintió el pene bien dentro, como siempre Pablo se lo hacía— ¡Eso es mi amor! Dentro. Hasta el fondo, no pares.
    
    El sonido se hizo un eco rítmico mientras el hombre golpeaba una y otra vez con su lanza el interior de su mujer. Sin embargo, Eva notaba que algo no era como siempre, después de las primeras entradas profundas, el pene no la penetraba tanto como quería y… se podía oler el motivo…
    
    —Vamos amor, sigue haciéndomelo bien, como tú solo sabes —le decía para intentar que el fuego ardiente de su interior le poseyera.
    
    —Está muy bien.
    
    Algo iba mal, no llevaban ni tres minutos haciéndolo que Eva sabía que todo fallaba. No era como siempre, y mucho menos como había comenzado. Miró hacia atrás, allí estaba su marido, de pie, con las manos en sus nalgas y no en sus caderas.
    
    “No quiere ni tocarme la tripa” se dijo Eva con total claridad, y corroborándolo al ver que los ojos de Pablo ...
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