1. Mi nuera consiguió de mi lo que nadie mas


    Fecha: 22/09/2019, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... por segunda vez.
    
    Cuando se incorporó para cambiarse a su habitación, me miró dubitativa.
    
    —¿Me dejas quedarme a dormir? —preguntó cariñosa.
    
    —Me encantaría.
    
    —Descansa, mañana quiero despertarte yo.
    
    En el deporte hay que aprender que los músculos necesitan descanso. Si solo entrenas, acabas lesionado y sobrecargado. En el sexo ocurría igual. Si quería estar disponible para ella al clarear el día, debía descansar. Y al sentir que ella se abrazaba y ponía su cabeza sobre mi pecho fue la señal de dormir.
    
    No fui consciente de haberme quedado dormido, pero con los primeros rayos de sol, sentí a Julia repitiendo el guión de anoche, a la inversa, recorriendo mi cuerpo besándolo despacio, casi lamiendo mi piel, subiendo hasta mi boca, acariciando a la bicha con suavidad hasta que la notó despertar.
    
    —¡Ya está listo! Mmm que rico — exclamó sin abrir los ojos—. Voy a hacerte un regalito. ¿quieres?
    
    Eso era una pregunta retórica porque no esperó respuesta para metérsela en la boca, y con suavidad, sin aparentar prisa alguna, ir rodeándola, en círculos, con la experiencia de haberse comido más de una.
    
    Decidió probar su sabor. Con su primer lametón, disparó mi sistema hormonal a la velocidad de la luz. No podía quedarme ocioso y le fui acariciando su clítoris sincronizadamente. Noté su alteración por el aumento de la cadencia de sus succiones acompañándolas de caricias en toda la longitud de mi miembro. Sin darnos cuenta, quizás el subconsciente reconoció que interpretábamos una despedida y ralentizamos nuestros movimientos, nuestras caricias, nuestros besos. Queríamos despedirnos haciéndonos el amor. Pero ¡ay! cuando la pasión de una vestal de treinta años se activa, ya no hay marcha atrás. Sintiéndola bien dura, se montó sobre mí y se la empotró entera. La cara se le había transformado, de calculadora en deseo. Estaba montándome como se monta a un caballo rebelde. Bien cogida para no caerse en la cabalgada. Mi experiencia me alertó de cuando iba a explotar ella y a la vez dejé de controlarme yo, de tal forma que sacó petróleo blanco de mí a la vez que yo activé el altavoz de su vagina que magnificó su grito de satisfacción. Dejé que la bestia se calmara y mansamente se tendió a mi lado. Con ella la paz solo llegaba al terminar.
    
    —Ha sido brutal —le dije.
    
    —Es cierto, tu fama era merecida.
    
    Bajamos a desayunar. Durante el buffet que nos servimos, surgieron las primeras dudas.
    
    —Me encantaría que esto durara más —dije inseguro.
    
    —Si nos quedáramos un día más, no habría quién me separara de tu lado.
    
    —Quedará en mi mente como una página imborrable.
    
    —Y en la mía, te lo aseguro.
    
    —Ahora, volvamos a quienes somos, yo el director implacable y tu la nuera que lucha por su marido. Amplíame tu visión de cómo debería crear ese consejo que me sugeriste.
    
    —¡Eres admirable suegro! Pues verás ….
    
    Julia había cursado un Master en Administración de Empresas y conocía a nivel teórico las técnicas americanas en Dirección. Había ...
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