1. Mi nuera consiguió de mi lo que nadie mas


    Fecha: 22/09/2019, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    Estaba preocupado por la marcha de las exportaciones al Reino Unido. Desde el Brexit, la exigencia de papeleo era abrumadora, y los transportistas se quejaban del tiempo que perdían en la aduana, las más de las veces intencionadamente por las autoridades inglesas, molestas por la dureza de las condiciones impuestas por la UE.
    
    Llevábamos tres generaciones en el negocio de exportación de fruta, actividad que empezó mi padre con una pequeña fábrica, incrementando el volumen a cifras inimaginables, situando a la empresa como una de las mayores de la Región de Murcia. El problema ya no era de volumen de negocio, sino de márgenes.
    
    La empresa era propiedad de mi hermano pequeño Pedro, y mía, al 50%. Desde hacía cuatro años mi único hijo Andrés, que tenía treinta y dos años, estaba al cargo de las exportaciones a Europa. Dominaba inglés y francés, resultado de la educación que le dimos, dentro y fuera de España, y aunque no había llegado a su madurez profesional, era muy trabajador. Mi sobrino Luis, algo menor que Andrés, era ingeniero agrónomo, pero le faltaba intuición y fuerza al frente del negocio, se comportaba casi como un funcionario, interesado en temas ecologistas y en viajar. Paula, la segunda hija de mi hermano, la menor de los tres, estaba claramente alejada del negocio, era bióloga y trabajaba en la Universidad de Murcia.
    
    Mi esposa Catalina, una hermosa mujer, proveniente de una de las mejores familias de la zona, no poseía el carácter que yo esperaba de una esposa, siempre se mostró sumisa, incluso aceptó que tuviera aventuras sin armar ningún escándalo. Seguramente seguía sintiéndose culpable por no haberme podido dar hijos. Andrés fue adoptado de un matrimonio de la zona, al que, a cambio de su hijo, los contraté para nuestra fábrica de Huelva. Nosotros alegamos estar en nuestra delegación de Inglaterra durante todo el tiempo del embarazo, y aparecimos con el bebé nacido, de tal forma que absolutamente nadie salvo ella y yo, conocíamos ese tema.
    
    Andrés llevaba dos años casado con Julia, una chica algo más joven que él, de treinta años, con mucho más carácter que mi hijo, y que era la única persona de la empresa que se atrevía a cuestionar alguna de mis órdenes. Aunque provenía de una familia humilde, había terminado Económicas merced a una beca ganada por su brillantez, después cursó un Master MBA, y entró a trabajar con nosotros en el departamento de Contabilidad donde conoció a mi hijo.
    
    De nada sirvieron mis consejos sobre la inconveniencia de salir con una empleada. Yo mismo había tenido relaciones con varias de ellas, pero alejado de los focos del personal, y que una vez terminada, les reconocía generosamente, con una promoción, o algún regalo importante. Y entendía a mi hijo, no podía obviar que cuando llegó Julia a la empresa, despertó en mi la idea de una aventura, pero enseguida, Andrés se me adelantó, pero si él esperaba una aventura, ella le dejó bien claro el procedimiento, al igual que nuestra Eugenio de Montijo ...
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