1. Mi nuera consiguió de mi lo que nadie mas


    Fecha: 22/09/2019, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... escondite, besándola con suavidad. Con cariño le dijo que la esperara un segundo, que fue lo que tardó en quitase el tanga y empujarme a la cama. Se subió sobre mí, y con sus preciosos y menudos pechos liberados del corsé del vestido que los sujetaron durante toda la noche, abrazó mi pene, frotándose contra él.
    
    No olvidaba que era mi nuera, una mujer fuerte, pero a la que estaba obligado a cuidar y no provocarle ninguna sensación negativa. Llené su cuerpo de caricias antes de que ella despacio cogiera mi pene con cuidado y lo apuntara a su vagina. Estábamos acostados de lado, mirándonos, besándonos.
    
    Había pasado toda mi vida plantando, recogiendo, transformando y comercializando fruta, y ahora estaba ante el examen más importante que nunca había pasado. Recopilé en mi mente todo lo aprendido, la mujer es como la fruta que hay que recogerla cuando está en su justo punto de maduración. Julia estaba para comérsela cruda. Había madurado como mujer, sin perder un gramo de belleza, ni de juventud. Durante nuestras conversaciones descubrí a una mujer increíble, que no podía dejar que madurara más, porque se podía pasar … o caer en otra boca.
    
    Elegí con mimo las mejores uvas de sus labios, las despalillé del racimo y de las hojas. Sus ojos me pedían que la apretara, que prensara toda la uva y sacara de ella el oro líquido.
    
    Tomé sus pechos y los estrujé y estrujé. Sentí el tiempo de sequía en esos campos faltos de agua y sobrados de sol. Abrí sus piernas para poder trabajar en sus campos con soltura, deslicé dos dedos en su coñito y comencé a arar, sin prisa. Pertenecía a una generación en la que los hombres asaltaban los coños, pero no los mimaban. Desmonté todas las telarañas de su mente, y llené de pasión su coñito, relajando su vagina, dejándose llevar sin quejarse.
    
    —¿Sabes que me he masturbado alguna vez pensando en que me follabas?
    
    —Yo no llegué ni a imaginarlo, me tienes loco.
    
    —¡Poséeme cabrón! … quiero corr….
    
    Hasta que llegó el momento en que la tierra expulsó agua y un gemido final calló sus palabras. Me miró satisfecha y sonriente.
    
    —No nos hemos embarcado en esta aventura, solo por un polvo. ¡Quiero más! —le ordené como si estuviéramos en la empresa.
    
    —Soy tuya. Sabes trabajar a una mujer —exclamó.
    
    No teníamos prisa, dediqué mi atención a recorrer todo el campo, desde los pies hasta el cuello, en la cresta de la loma. Tenía que hacerla sentir que era la dueña de la tierra, y de la recolecta. Esa suite con vistas al mar, era el mejor lugar que podríamos haber elegido para disfrutar de una noche tan especial.
    
    Supe que ya estaba preparada para que su flor fuera recogida a lo grande. Me introduje con cuidado en ella, maniobrando hacia adelante y hacia atrás, hasta que abrió por completo sus piernas gimiendo y apretando sus uñas contra mi espalda, como signo de liberación. Durante el proceso de recolecta en el que estaba inmersa Julia, la fruta del árbol se convertía en una fruta de bouquet exquisito. Y brotó agua ...
«12...789...13»