1. Magdalena – Primera Parte.


    Fecha: 11/06/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ayudo con eso …
    
    —¿La ayudas? …
    
    No sabía a ciencia cierta donde iba esta conversación, posiblemente era parte de las curiosidades que ella tenía.
    
    —A veces cuando hacemos el amor, suele ocurrir que nos divertimos un poco más usando los juguetes … ¿Entiendes? … y yo la ayudo con eso …
    
    Ahora la curiosidad de saber lo que a ella le interesaba me había contagiado a mí y no iba a desaprovechar esta oportunidad que me estaba brindando ella misma para tocar el tema. La vi que se sonrojaba al máximo y no me miraba a los ojos.
    
    —Bueno … es que yo … ¡ehm! … he usado poco el mío y no me atrevo a llegar hasta el final …
    
    Entendí perfectamente lo que me estaba diciendo, pero quería escuchar de su boca lo que eso significaba para ella.
    
    —¿Hasta el final? … ¿Uhm? …
    
    Ella se acercó más a mí, volvió a mirar hacia la casa, suspiró profundamente y dijo:
    
    —Nunca lo he metido dentro … me da miedo … podría doler … tal vez sangrar … me asusta …
    
    —¡Oh! … ya veo … entonces … ¿Qué quieres? … ¿Quieres aprenderlo a usar correctamente y necesitas ayuda para ello? …
    
    Magdalena asintió moviendo su cabeza lentamente dándome una mirada afligida, agregando:
    
    —Papi … si pudieras ayudarme así cómo ayudas a mamá … puedes mostrarme cómo se supone que debería usarse … ¿lo harías? …
    
    Mis cojones se tensaron y mi verga comenzó a reaccionar entusiasmada ante su petición. Decenas de respuestas cruzaron por mi cabeza. Me la recordé sobre la cama con sus piernas al descubierto y plegadas. Un escalofrío sicalíptico recorrió mi espalda. Ella me miraba ansiosa y pensativa, entonces le retruqué:
    
    —¿Estás segura de que es eso lo que quieres? …
    
    Magdalena bajó la vista al césped, asintió levemente y luego salió corriendo a la casa.
    
    Pasaron varios días después de la solicitud que me había hecho mi hija. Cada vez que pensaba en ello mi erección se manifestaba sin poderlo evitar, a veces era una erección completa y si estaba cerca a mi mujer, pues la atraía hacia mí y la follaba dejándola placenteramente satisfecha, pero Magdalena no se había vuelto a pronunciar al respecto.
    
    Pasaron más de dos semanas. No me acerqué a ella, pero si eché un vistazo a su habitación cuando entraba a arroparla. Jamás volví a ver su juguete, pero si la vi adormecida sobre su cama con su veste corta y tuve una vista de ella en ropa interior, con sus piernas desnudas y sus nacientes tetitas marcándose en la tela de su camisón, admiré sus longilíneas y sinuosas formas de su cuerpo adolescente mientras dormía plácidamente. En esas noches reveladoras, me retiraba de su cuarto con una erección que apenas me recostaba al lado de mi esposa, la penetraba y ella entre dormida y despierta, se quejaba y gemía sintiendo en su coño mi exuberante, duro y abultado pene.
    
    El viernes siguiente, mi esposa dijo que iba al cine con mi hijo a ver la última de “Toys Story”. Magdalena había dado a entender que ella saldría con sus amigas. Después de las 18:00 mi esposa se fue en un Uber, luego de un rato ...
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