La Feria Medieval - Engañada - Relatos Eróticos

La Feria Medieval - Engañada

... encuentro sujeta, empieza a girar y me doy cuenta de que en unos segundos quedare expuesta completamente a la vista de todos.

“40 Monedas;” grita alguien en cuanto el giro se completa.

“50;” responde alguien al momento.

En pocos segundos las pujas suben hasta las cien monedas, momento en que el herrero vuelve a activar la palanca para regresar a mi posición original.

En cuanto la plataforma se detiene, siento un golpe en mi culo luego otro en mi espalda, seguidos de otro y otro más, incluso algún golpe cae sobre mi coño, no sé cuántos golpes recibo, solo me doy cuenta de que ha parado el castigo cuando noto los dedos del herrero abriéndose paso en mi coño y mi culo.

”Un coño estrecho y húmedo, por lo que parece a nuestra Kate le gusta que la azoten;” dice el herrero mostrando sus dedos manchados con mis jugos a la multitud. “Aunque habrá que afeitar esa tira de pelo rubio antes de colocar la marca de su dueño;” añade

“120 monedas;” dice alguien reanudando la puja, mientras el herrero ha vuelto a llevar sus dedos a mi coño para seguir masturbándome.

Cierro los ojos y me dejo llevar por el placer, no tardo mucho en llegar al orgasmo ante los aplausos de la multitud, cuando vuelvo a abrir los ojos veo que la multitud no ha hecho más que aumentar y oigo como alguien ofrece 300 Monedas.

“Veamos que sabes hacer con esa boquita;” dice el herrero colocándose a mi lado.

“Por favor suéltame;” le suplico.

El herrero se arrodilla a mi lado y me susurra al oído, “Pórtate bien, usa bien tu boca y te soltare en unos minutos.”

“El comprador que ha ofrecido las 300 monedas que se acerque y disfrute de la boca de Kate;” anuncia el herrero.

Un hombre de mediana edad se acerca rápidamente desnudándose y revelando una polla no muy ancha pero si de casi veinte centímetros de largo. “Creo que Kate va a tener serias dificultades para tragarse toda esa carne;” grita el herrero arrancando una sonrisa a la multitud.

El herrero tiene toda la razón, la polla entra fácil en mi boca y no tengo problemas en lamerla y chuparla a pesar de la situación, pero cuando empieza a empujar más profundo noto como llega a mi garganta y comienzo a tener dificultades para respirar.

El hombre me agarra la cabeza para empujar más profundo y pronto sus bolas están tocando mis labios y su polla baja más allá de mi garganta, “Nuestra Kate es asombrosa, ha conseguido tragarse toda esa polla;” anuncia el herrero mientras siento como el hombre comienza a correrse.

Parece que el hombre lleva semanas si correrse, cuando se sale de mi boca sigue soltando chorros de semen que cubren mi cara casi al completo.

Mientras me follaban la boca la puja ha continuado llegando ya a 540 Monedas, el herrero se agacha de nuevo a mi lado y me mira con lastima, “Lo siento Kate, creo que alguien te ha engañado, no tienes seguro de esclavitud;” me dice antes de ponerse de nuevo en pie.

“La persona que ha pujado por 500 Monedas que se acerque;” anuncia el herrero.

Mi ...