La Feria Medieval - Engañada - Relatos Eróticos

La Feria Medieval - Engañada

(Como he dicho en el otro relato que he publicado hoy, las traducciones de relatos de CollaredSlutGirl se van acercando a su fin, y en varios comentarios me habeis ppreguntado si había continuaciones de algunos de ellos, lamentablemente hace tiempo que no pública nada más, y aunque en algunas ocasiones he pensado continuar algunos de esos relatos, no me he atrevido a dar el paso.

De momento prefiero utilizar esos mundos que el autor ha creado y escribir mis propias historias, este relato esta basado el los relatos de la expo de esclavas, trasladadas a un ambiente medieval donde me muevo bien, espero estar a la altura de los relatos originales.

Gracias por leer mis relatos y traducciones y por vuestros comentarios y valoraciones)

La Feria Medieval - Engañada

“Vamos Kate, no te entretengas;” me grita Linda dirigiéndose a la taquilla, “Tenemos muchas cosas que ver y por tu culpa ya llegamos tarde.”

Ni siquiera le contesto a Linda, la feria ha abierto hace apenas quince minutos y no cierra hasta prácticamente la medianoche.

Esta es la segunda vez que se celebra esta feria medieval, en principio es muy parecida a la expo de esclavas que se lleva desarrollando desde hace décadas en la mayoría de las grandes capitales del pais, pero una vez que estás dentro encuentras muchas diferencias sustanciales.

Al igual que en la expo de esclavas, las jóvenes pueden participar en diversos juegos y competiciones, arriesgándose a acabar con un collar al cuello, pero a diferencia de la ya clásica exposición, en la feria existen muchas más formas de acabar siendo una esclava, incluso aunque no te arriesgues en ninguno de esos juegos.

Sé qué la feria es un riesgo para cualquier chica mayor de dieciocho años que se atreva a visitarla, y en este hecho encontramos otra diferencia con la expo de esclavas, en la que no pueden entrar chicas menores de veintiún años sin ir acompañadas de un hombre, en la feria en cambio es suficiente con ser mayor de edad.

El año pasado, con la mayoría de edad recién cumplida, tanto Linda como yo asistimos a la primera edición de la feria como parte de la excursión de la universidad, aunque vigilados por media docena de profesores apenas pudimos disfrutar de la mayoría de los espectáculos más picantes y excitantes, a pesar de esa vigilancia, y de no poder acceder a todos los recintos de la feria, media docena de alumnas no regresaron con el grupo, después de acabar por uno u otro motivo con un collar al cuello.

Ahora, sabemos que sin esa protección y vigilancia, las posibilidades de acabar en una de las subastas que se celebran durante el día son muy altas, ya nos han llegado los rumores de que varias compañeras de clase y alguna conocida han acabado con collar en el mes que lleva abierta la feria.

Por suerte, ni Linda ni yo queríamos arriesgarnos a cometer cualquier error que acabase con nosotras en una subasta, e invertimos nuestros pocos ahorros en contratar un seguro de esclavitud para evitarlo en una ...