1. La Doncella (VIII): Pesadilla


    Fecha: 01/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Baron Ashler, Fuente: TodoRelatos

    ... sigue bajando. Desde la ventana puedo ver como sale por la puerta y recibe a la muchacha. Isabel es muy joven, más joven que yo: unos dieciocho años. Es una chica guapa: un poco más alta que yo, con pelo moreno y rizado y la piel tostada como todas las mujeres del campo.
    
    Estoy en una ventana indiscreta, no me ven, yo los veo y los oigo. Ella trae comida. Parece que su padre es el encargado de alimentar a Sancho. Hablan de mí:
    
    Sé que tienes una “invitada” en la torre. Mi padre le envía comida. Pan y un poco de arenques secos.
    
    No hace falta, siempre me enviais mucho a mí, da de sobra para alimentarla.
    
    Vivía en la posada, mi padre ha acabado por cogerle cariño.
    
    También te traigo sus cosas, lo que guardaba en la habitación.
    
    No creo que las necesite.
    
    Siguen hablando… Ella comenta algo de que la muerte del párroco retrasará la boda. ¿Qué boda? Se abrazan, se besan… Vaya, ya voy entendiendo. Este hombre está prometido. Ha disfrutado conmigo, por eso se siente culpable.
    
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    Se han despedido. Oigo la puerta cerrándose, Sancho deambula por la torre. Lo oigo llegar. Vuelvo la cabeza. Suelta el candado… me puedo separar de la ventana. Isabel ha roto el momento mágico que tuvimos después del polvo, pero lo intento de todas formas:
    
    ¿Me soltarás las manos?
    
    ¡¡¡Ayy!!! Me coge por el pelo, me arrastra sin cuidado.
    
    No, no te soltaré. Desde ahora te trataré como a una prisionera.
    
    Me arrastra por la escalera hasta la mazmorra. Me coloca de rodillas contra la pared. Noto como me sujeta los tobillos. No me atrevo a mover un músculo. Oigo cómo se va pero sigo de rodillas contra la pared.
    
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    Llevo un rato tumbada llorando. Creía que había logrado seducirlo para que me liberara, no me importaría escapar con él, al menos podría conseguir que me tratara mejor. Ha aparecido su prometida y ha vuelto a ser el soldado que cumple con su deber.
    
    Oigo pasos… Sé quién es. No hay nadie más en esta torre.
    
    Sancho trae comida. Llena la jarra de agua. La comida es una especie de potaje caliente.
    
    ¿Tu novia no trajo arenques?
    
    Oíste todo…
    
    Deja eso para la noche. Esto sobró de ayer, te lo he calentado.
    
    Gracias…
    
    Me da un tazón de barro y una cuchara de madera. Dejo todo con cuidado en el suelo. Extiendo las manos hacia él, las separo las cuatro o cinco pulgadas que mide la cadena de tres eslabones.
    
    Así no voy a poder comer.
    
    Pone mala cara… pero accede. Rebusca en sus ropas. Tiene la herramienta adecuada. Sólo me suelta la mano derecha. Se va, sin hablar…
    
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    La comida caliente me da fuerzas. Debo agradecérselo a Sancho… Estaba él tan tranquilo en su torre y llego yo a embarullarle la cabeza.
    
    Pues lo voy a embarullar más. Aprovecho la mano libre y me quito la ropa. Con la barriga llena me tumbo boca arriba sobre la paja. Cierro los ...
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