1. La Doncella (VIII): Pesadilla


    Fecha: 01/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Baron Ashler, Fuente: TodoRelatos

    ... espectáculo me encerraron en una mazmorra oscura y húmeda situada en los sótanos del convento. Es una estancia alargada y estrecha, unos siete pies de largo y menos de tres de ancho. Al fondo hay una minúscula abertura redonda, como un tubo que conecta el calabozo con el exterior para que entre un poco de luz. Es tan estrecho y largo que no han puesto barrotes, por ahí sólo caben las ratas.
    
    En esta nueva morada me obligan a seguir vistiendo el infame saco. No debe ser por el pudor de los monjes, porque es muy corto y cuando camino no puedo evitar enseñar el coño por delante y todo el culo por detrás.
    
    Bueno, tampoco camino mucho porque me han encadenado los pies. Son grilletes desmontables como los de la atalaya. En un lado se cierran con el paso de la cadena y en el otro con un candado. La diferencia es que la cadena es corta y termina en un tope, no está unida a la pared. Nada más entrar al convento me hicieron arrodillar y me cargaron los tobillos con ellos. El dominico que hace de carcelero dijo algo de que, si tenía suerte, me colocaría unos permanentes soldados con plomo. ¿Eso es tener suerte? Veo que aquí solo hay dos opciones: una muerte horrible y la prisión perpetua…
    
    No he salido para nada de la celda (o agujero) donde me metieron. La puerta de madera es gruesa y pesada. Hay dos portezuelas que abren desde fuera. La primera arriba, un pequeño ventanuco con dos barrotes en cruz. Por ahí me miran y me gritan órdenes. La segunda está más abajo y es rectangular. Por ahí pasan el pan y el agua. Al llegar la usaron para ordenarme sacar las manos y quitarme el cepo de hierro. Al menos, tengo las manos libres. Me dan tentaciones de tocarme pero no me atrevo, temo que me vean o me descubran, me castigarían.
    
    Al fondo de la sala hay una letrina maloliente, más bien un agujero negro. Cuando llueve, el agua cae a chorro por el tubo que hace de ventanuco y respiradero. El agua cae sobre la letrina y la limpia un poco.
    
    Llevo dos días aquí, o eso creo. Me han alimentado sólo con agua y pan duro. me han dicho que esta noche me interrogarán. Que una confesión rápida es lo mejor. Así podría ser condenada solamente a la prisión perpetua en una celda como esta. Si me resisto mucho, me espera una muerte que ellos llaman “purificadora”.
    
    Es de noche, ya no entra luz en absoluto. Abren la primera ventana, veo la luz de una antorcha tras ella. Me gritan, “Ven hacia aquí”. Me cuesta, arrastro cadenas y sólo me guía la luz tras la puerta.
    
    Abren la segunda portezuela. "Manos fuera y muy juntas". Como sospechaba me sujetan ambas manos con un cepo de hierro. Sólo entonces abren la puerta. Dos monjes me conducen por pasillos sombríos a la luz de una sola antorcha.
    
    Llegamos a una sala, entramos. Hay como una antesala. Un hombre vestido de cuero me libera las manos. Inmediatamente grita: “Desnuda, te quiero desnuda”… Aterrada, obedezco. En cuanto estoy en cueros enseñándolo todo me sujeta una mano con fuerza. ¡¡¡Ay!!! Me retuerce el brazo. Me ...