Laika, no me hagas repetirlo III - Relatos Eróticos

Laika, no me hagas repetirlo III

... La cogí del pelo con fuerza, ella gimió y se quejó pero sin moverse. Un primer chorro salió disparado hacia su boca abierta. Hizo un pequeño ruido, tosió como pudo sin cerrar la boca. Después vino otro, y otro más. Aguantó la lefa en la boca, cerrando los ojos con cada disparo y volviéndolos abrir para forzarse a mirarme. La estaba saboreando y por su cara le estaba gustando. Uno de los chorros le cruzó la cara hasta llegarle al pelo. Aguantó estoica hasta que el ultimo chorro hizo que empezara a gotear lefa de su boca.

Cuando acabé me limpié el glande por su cara, dejando en diferentes puntos algo de semen. Sus tetas empezaban a estar manchadas de leche, gotas que iban cayendo desde su boca. Se notaba que le estaba costando aguantarse.

- Ahora sí que pareces una buena zorra, con la boca llena de leche de tu dueño. –Me agaché a su altura. Le cogí la cabeza y la bajé un poco. –Así, deja que caiga un poco, báñate. ¿Quieres correrte también, puta? –De la sorpresa casi se traga la leche.

- Hiii, bog favor

- Adelante, pajeate aquí de rodillas. –Le faltó tiempo. –Pero sigue bañándote. Úntatelo por el cuerpo con la otra mano. –Reaccionaba casi al momento, obedeciendo. –Tíratelo por encima, pero si te quedas sin nada en la boca te pararé. Córrete mientras aun tengas semen en la boca.

Se estaba pajeando mucho más duro que las anteriores veces. Sabía que podía pararla en cualquier momento y su mandíbula se estaría cansando. ¿Descansar la mandíbula o correrse? Parecía que lo tenía claro, la miré atento, a los ojos. Ella me miraba como podía aguantando la balsa de semen en su boca. Llegaba el momento, pequeños espasmos en su cuerpo.

- Así, córrete para mi con la boca llena.

Sus ojos empezaban a perder el contacto con los míos.

- Córrete saboreando la lefa de tu dueño.

Era divertido verla gemir con la boca abierta, tratando de que no cayera más. Le azoté una teta.

- Quiero que te corras ya, Laika. Es una orden, sé una puta de verdad

Sus gemidos eran una queja y un gemido a la vez. Se masturbó con fuerza, su cuerpo se movía al mismo ritmo. Un nuevo azote. Y otro. Se estaba metiendo dos dedos hasta el fondo, moviendo su muñeca sin parar, sus gemidos se hicieron más agudos. Me miraba a cada golpe en sus tetas. Sus ojos en blanco. Vi que su momento se acercaba y, cuando su movimiento de mano se aceleró repentinamente, llevé mi mano a su boca y se la cerré. Levanté su cabeza mientras se corría y con un último azote en su teta le ordené que tragara.

Aparté mi mano y respiró hondo, llevando una mano al suelo, delante suyo para aguantarse. Había tenido bastantes emociones y lecciones por hoy. La dejé ahí en el suelo y fui a por agua. Cuando volví, estaba de rodillas, mirando al suelo y con las manos en la espalda. Su cuerpo aun brillaba por los restos de corrida.

- Su leche… me gustó. Esta buena. –Dijo tímida, mirándome de reojo con la cabeza baja. –Nunca había tragado semen, pero podría comer más… de la suya –Se puso roja.

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