Laika, no me hagas repetirlo III - Relatos Eróticos

Laika, no me hagas repetirlo III

... sorprendida, pero ilusionada diría.

- La verdad es que es raro… pero me ha gustado. Es raro de verdad sentirse así después de eso. –Miró hacia un lado, pensativa.

- No es raro. Poco a poco, a medida que te use y te enseñe a ser una puta conmigo, descubrirás nuevos placeres de tu sumisión.

Seguí calmándola, acariciándole el pelo. Con la otra mano le pellizcaba un pezón y le amasaba una de sus tetas, apretándosela cada vez que gemía para adentro. Se dejaba llevar cerrando los ojos. La necesitaba tranquila para lo siguiente que se le venía encima. Dejé su cabeza y bajé mis dos manos a su pecho, desde atrás, ella aun de rodillas entre mis piernas. Le amasé las tetas, las apretaba, jugaba con sus pezones rozándolos con los dedos, apretándolos con dos dedos cuando menos se lo esperaba.

- Enséñame como te pajeas de nuevo para mí.

- Sí, señor. –Dijo rauda, dirigiendo una mano a su coño. Cuando su cuerpo subía de excitación más le presionaba los pezones, estirándolos.

- Para. –Le ordenaba cuando veía que se acercaba al clímax que le negué antes. Ella obedecía, frustrada pero comprensiva. –Sigue. –Le daba el pistoletazo de salida con un azote en las tetas.

Estuvimos así un rato, entretenido viendo como aceptaba esos azotes poco a poco, ya que era la señal para poderse masturbar. De nuevo, una estrategia de perro que cada vez funcionaría mejor. Las ultimas veces ya gemía con cada azote. La mantuve así evitando que llegara a correrse. Era bastante rápida, podía indicar que fuera multiorgásmica.

- Laika, bájame los pantalones. Desnúdame de cintura para abajo. –Me miró de golpe. Se tocaba despacio. Como si acabara de darse cuenta de que aun ni siquiera me había visto desnudo.

- ¿Es… más grande que el consolador de antes? –Dijo con una pizca de miedo repentino.

- Si, y obviamente más grande que las otras pollas de mierda que has conocido. –Tragó saliva cayendo en la cuenta de lo que eso supondría. Pero estaba cachonda, el hecho de morderse el labio inferior la delató.

- ¿Me vas a follar…? –Preguntó curiosa mientras me desabrochaba el pantalón, esa idea le gustaba, se veía en su cara.

- Aun tienes que demostrar muchas cosas antes de tener el honor de metértela –Me reí. Me bajó los pantalones y descubrió como se marcaba morcillona debajo de los slips.

- Es… muy grande. –Dijo mirándola de frente con los ojos abiertos. Aún no estaba empalmada pero el bulto era importante –¿Puedo… tocar?

- Sácala. –La cogió con cuidado con una mano y me acabó de bajar los slips con la otra. Su cara se había secado un poco, pero aún quedaba rastro del festival de antes. Eso, sumado a verla cachonda mirándola, hizo que se fuera poniendo dura en su mano hasta empalmarse.

- Jooder… Nunca había tenido una polla así de grande delante. –La verdad es que la muy cerda estaba babeando, vi cómo se tocaba disimuladamente.

- Bueno, después de mi este es tu nuevo Dios en esta casa, ¿lo entiendes?

- Si, señor. –Empezó a querer masturbarme poco a ...